Safari por libre en el parque nacional de Etosha, Namibia

Nuevo relato del viaje de 15 días a Namibia por libre. En esta ocasión os explicamos nuestra experiencia el primer día de safari por libre en el parque nacional de Etosha.

A las 5:40 sonó el despertador, pero los gallos de la granja ya me habían desvelado un rato antes. Afuera de la tienda hacía un fresco matutino importante: unos cinco grados. Así que nos vestimos a la velocidad del rayo. Al salir de la tienda ya clareaba por el horizonte. Tomamos un café instantáneo y una madalena y nos pusimos en marcha. A las seis y media abrían la puerta del parque nacional y cuando llegamos ya había una cola de seis coches.

En la primera puerta hay que bajarse y hacer el registro de los pasajeros y el coche. Entonces te dan un permiso, que puede ser de un día o de varios. Si quieres visitar el parque durante más de un día, es mejor comprar un permiso de varios días porque así los siguientes días puedes saltarte la cola, ya que te dejan entrar por el paso de salida.

La entrada a Etosha cuesta 80 dólares namibios por persona y día, más 10 dólares namibios por el coche. Como teníamos previsto estar cuatro días, pedimos un permiso de cuatro días y así nos ahorramos tener que hacer cola y pagar cada día. Con el papel que te dan en la puerta tienes que entrar en el parque e ir al campamento más cercano para pagar. Como entramos por Anderson Gate, tuvimos que ir hasta Okaukuejo, a 17km de la entrada.

Una vez hubimos pagado, volvimos a subir al coche y nos dispusimos a recorrer el parque y ver qué nos ofrecía la naturaleza aquel día. Agosto pertenece a la estación seca, un periodo de sequía extrema, así que todo el paisaje es muy árido y polvoriento. La vegetación que hay está reseca y apenas se ven animales. Peeero… Como hay poca agua, todos los animales se concentran en las pocas charcas que tienen reservas todo el año. Así que, si vas a una charca, verás a un montón de animales bebiendo alrededor. Allí nos dirigimos siguiendo las indicaciones del mapa del parque.

Señales que indican cómo ir a las charcas de Etosha

Primero nos adentramos en dirección norte hasta la charca de Okondeka. Había muy pocos coches, pero pocos animales. Al llegar allí, el agua estaba muy lejos de la zona del mirador y a lo lejos se divisaban unos puntitos negros que intuimos que eran avestruces.

Decidimos regresar hacia Okaukuejo y de allí inspeccionar otras charcas. Primero de todo fuimos hasta en el punto señalado en el mapa como «pan», un excepcional mirador de la depresión de Etosha, pero no había ni un atisbo de animales por ningún lado.

Lo que queda de una jirafa tras ser devorada

Seguimos conduciendo hacia las charcas de Kapupuhedi, Ondongab y Homob pero estaban supersecas. De camino entre charca y charca vimos algunos órices, springboks y esbeltas avestruces. En medio de la maleza vimos también un solitario elefante polvoriento.

Donde sí encontramos una buena congregación de animales fue en la charca de Nebrowni, que además está muy cerca de la zona donde se puede parar el coche. Allí estuvimos un rato largo contemplando cómo los animales peregrinaban a beber agua. Nuevamente muchos órices, springboks y avestruces.

Aunque en el mapa parezca que las distancias son cortas, visitando esta zona del parque estuvimos cerca de cuatro horas ya que la velocidad máxima a la que se puede conducir son 30km/h. Sobre las 11:30 decidimos volver hacia Okaukuejo para repostar gasolina y ajustar la presión de los neumáticos.

Este campamento es la base del parque y uno se puede alojar en las habitaciones de que dispone o en la zona de acampada, aunque hay que reservar con mucha antelación. También hay un restaurante, un pequeño colmado, una oficina de correos y una tienda de suvenires. En «Tourist services» se pueden contratar safaris en el parque desde 500 dórales namibios. Allí consultamos qué charcas tenían agua realmente y nos dijeron que el mapa que hay en la web de Etosha no es del todo correcto, que es mejor comprar el mapa de la tienda en papel.

Allí fuimos y compramos uno por 42 dólares namibios. El mapa era más bien una miniguía del parque con los caminos y la señalización de las charcas y los servicios. Además, tiene ilustraciones de los animales que se pueden ver en el parque para saber qué estas viendo. Además, en el mapa se señala que charcas son naturales y que charcas son artificiales, o sea, que bombean agua para que siempre esté llena. Entre ellas, la charca de Nebrowni. Fue entonces cuando entendimos por qué tenía tanto éxito y tanta agua.

De regreso al campamento fuimos a la charca de Ombika por el desvío (detour). Por el camino vimos un grupo de cebras. La charca estaba bastante lejos de la zona donde deben estacionar los coches, pero aun así era un buen punto para ver entrar y salir los animales.

Regresamos al camping para darnos una ducha y quitarnos las cantidades ingentes de polvo y arena que teníamos en el cuerpo. Comimos algo rápido y tras un descansillo, volvimos al parque para disfrutar del atardecer.

Esa semana cerraban las puertas del parque a las cinco y media, así que tuvimos que calcular muy bien el tiempo para estar fuera antes. Aunque no lo parezca, en el mapa las distancias son bastante grandes, así que hay que calcular bien los tiempos.

Volvimos a la charca de Nebrowni pero a diferencia de la mañana, a esa hora estaba desierta: no había ni un animal a la vista. ¡Un momento! ¿Qué es ese puntito que se acerca? Era un elefante que se dirigía a la charca. Allí nos quedamos pacientemente hasta que el elefante llegó ante nosotros. Al principio se quedó a unos metros de la charca, comprobando si realmente era seguro beber allí, y luego dio unos pasos más y se puso a beber. Fue genial.

Cuando quedaban solo 50 minutos para el cierre del parque iniciamos el regreso. Del campamento a la puerta de Anderson hay 30 minutos y de la charca al campamento unos 10. Como teníamos tiempo, paramos nuevamente unos minutos en la charca de Ombika que esta justo al lado de la entrada. Nuevamente estaba desierta, pero pudimos disfrutar de una bonita puesta de sol. Eso era lo que la naturaleza tenía previsto para nosotros ese día y lo disfrutamos.

Esa noche reservamos cena en El dorado (210$+bebidas). Al llegar a las siete estaba la brasa (braai) encendida y Adri, el propietario de la granja, estaba preparando la carne con gran habilidad. Cuando la carne estuvo lista, el hombretón se puso en la barra junto a una serie de acompañamientos, como patatas, verduras y boniatos fritos azucarados, todo muy suculento. Aquello era un festín en toda regla. Daban ganas de probarlo todo. Los comensales nos levantamos con nuestro plato y nos fuimos sirviendo. La carne era de pumba, de springbok y de kudu. La que más me gustó fue la butifarra de pumba, que estaba muy buena. El filete de kudu también estaba bueno. Y de postre: puding con helado de vainilla. Terminamos muy llenos y muy contentos.

Tras la cena regresamos a la tienda y poco después caímos rendidos. Al día siguiente continuaríamos explorando Etosha.

Datos de interés

La entrada a Etosha cuesta al día 80 dólares namibios por persona más 10 dólares namibios por el coche. El primer día comprad el permiso para todos los días que estéis y así os ahorraréis papeleo. Cuando tengáis que entrar, si hay cola y tenéis permisos, bajaros del coche y preguntad si por favor os dejan pasar por la parte de la salida. Normalmente dicen que sí y os ahorraréis la cola.

Mapa de Etosha: 42$
El Dorado Farm: zona de acampada 130$ por persona, cena barbacoa 210$ por persona, excursión Sunset view 200$ por persona, Sprite: 15$, cerveza: 20$.
Hinchar los neumáticos en la gasolinera de Okakuejo: 2$.
Litro de gasolina super 95 en Okakuejo: 11,47$.