Excursión a Petra desde Egipto (parte II)

Ese día madrugué tanto que cuando sonó el despertador, por primera vez en todo el viaje no sabía dónde estaba. Muy cansada, dormida y desorientada, me fui a desayunar y a las 7 nos llevaron hacia el centro de visitantes para visitar Petra. Solo teníamos hasta la una del mediodía, ya que a esa hora habíamos quedado con Patrícia para compartir un taxi de vuelta a Aqaba.

Petra, Jordania

Subiendo al lugar alto del sacrificio.

Como me dolían un montón las piernas y en esa jornada queríamos visitar los enclaves que hay en lo alto de las montañas, pensé que podríamos coger un carro tirado por burros hasta el Tesoro y así al menos ahorrarnos los dos kilómetros de subida y otros dos de bajada. Pero hete aquí mi sorpresa cuando después de estar un rato «bromeando» con la persona que nos atendió en el centro de visitantes, me espetó que yo era joven y que usara las piernas porque el carro era para la gente mayor. Yo pensaba que me estaba tomando el pelo, pero no, lo decía muy en serio. En fin, que salí de allí tan cabreada que aunque los guías me ofrecieron bajar en caballo por 3 dinares, por cabezona no me dio la gana. O sea que mi cabezonería me hizo sumar 4 kilómetros extras a mis ya doloridas piernas.

Petra, Jordania

Y los peldaños de las escaleras no era nada regulares.

Llegamos al Tesoro y paramos para hacer unas fotos prácticamente solos. En la guía leímos que a las 11 le daba el sol, así que decidimos seguir para adelante y más tarde volver a verlo iluminado. Unos metros hacia la derecha empezaba la escalera que te lleva al altar de los sacrificios. El altar de los sacrificios era donde los nabateos sacrificaban animales a sus dioses y llegar allí no es fácil. Se tienen que subir unas escaleras con muuuuchos peldaños y escalones todos de un tamaño diferente. Cuando llegamos al obelisco me rendí y dije que no subía ningún escalón más, así que me senté y mi compañero siguió el camino. Mientras estaba allí sentada me dediqué a contemplar las vistas desde las alturas. Impresionante. Y también me entretuve jugando con un gatito que vino a refugiarse entre mis piernas cuando un niño beduino de unos dos años salió detrás de él con un palo y malas intenciones. Con el niño y el gatito me quedé un rato.

Petra Jordania

El obelisco

Una vez estás en el lugar alto del sacrificio se puede seguir subiendo y bajando escaleras un buen rato más hasta llegar a la tumba del Jardín. Pero yo quería ver el Monasterio que estaba en la otra punta del recinto y, por miedo a que no nos diera tiempo, empezamos a bajar las escaleras. Obviamente, bajar las escaleras no me resultó tan difícil como subirlas, y mientras bajábamos me volví a encontrar con el chico beduino con el que había estado hablando el día anterior y nos saludamos efusivamente. Él iba subiendo con un grupo de turistas hacia el lugar alto del sacrificio. Me hizo mucha ilusión volver a verlo. Una vez abajo vimos que en una parte de las casas-cuevas habían unos figurantes vestidos de «nabateos» simulando el estilo de vida de aquel pueblo de la antigüedad. Parecía un poco Port Aventura, pero fue divertido de ver.

Petra, Jordania

A la hora indicada reandamos parte del camino para ver el Tesoro iluminado por los rayos del sol y la verdad es que es más chulo así. Le da como un aire de misterio a la construcción. Después de hacer fotos varias, volvimos a bajar en dirección al teatro romano y pasamos por la vía columnada que, como su nombre indica, es una calle con columnas a los lados. En ese punto recomiendo a todo el mundo que gire 180º y contemple el paisaje. Es muy bonito tener en el campo de visión la vía romana con las columnas y las casas nabateas construidas en las rocas al fondo.

Petra, Jordania

Mientras íbamos hacía la escalera que conducía al Monasterio se nos acercó un beduino a ofrecernos un burro. A nosotros no nos acababa de convencer la idea, pero como casi ya no nos quedaba tiempo y yo ya no sentía las piernas, puse mi cara de «NO ME GUSTAN LOS ANIMALES, ME DAN MIEDO» y me puse a negociar. Al final, subir y bajar al Monasterio nos costó 10 dinares por persona. Montar en burro es una de las experiencias más alucinantes que he vivido hasta el momento. Como le dije a Mohammed que me daban miedo los burros, él fue guiando al animal durante un buen trozo hasta que, llegados a un punto, él se subió a su burro y fue tirando del mio. El animal se conoce el camino de memoria, pero igualmente impresiona ver cómo va subiendo las escaleras yendo montada encima de él y además teniendo un precipicio a tan solo unos centímetros de distancia. Yo solo rezaba para que el animal no tuviera un traspiés y acabáramos cayendo los dos para abajo.

Petra, Jordania

Pero no, el animal es sabio y nos llevó hasta el Monasterio en muy poco tiempo, tal como Mohammed nos había prometido. Este beduino nos dijo que el último tramo de escaleras, que era muy corto, mejor lo subiéramos andando y mientras tanto él nos esperaría allí. Y, dicho y hecho, subimos andando. El Monasterio es otra tumba parecida al Tesoro y es conocido por este nombre porque los cristianos lo utilizaron como monasterio en tiempos antiguos.

Petra, Jordania

Después de visitar el Monasterio volvimos donde nos esperaba Mohammed. El hombre estaba con unos colegas o quizás parientes tomando un té en una de las varias paradas de manualidades beduinas. En esas que una de las mujeres se me acerca y me ofrece un té. El té estaba hirviendo pero el vaso estaba cochambroso y negro. Allí no hay agua corriente como para lavar los cacharros. Entoces tuve un dilema: le digo que no o acepto y no le hago un feo a la mujer. Y a esas alturas del viaje pensé: de perdidos al río. Y me bebí el té.

Petra, Jordania

Bajar las escaleras tortuosas es incluso más aterrador que subirlas. Para hacerlo tienes que echar el cuerpo hacia atrás mientras te agarras a las riendas del animal para no caerte. Durante un tramo que era muy complicado, Mohammed se bajó de su burro y cogió el mío para que no nos fuéramos barranco abajo. Pero el de mi compañero subía y bajaba sin que nadie le guiara. Había momentos en que la escalera era tan estrecha que los turistas que subían andando se tenían que pegar a la pared para que pudiéramos pasar. Como he dicho anteriormente, una experiencia total. Hay que probarlo.

Petra, Jordania

Finalmente llegamos al pie de las escaleras, pagamos a Mohammed y mentalmente me empecé a preparar para los cuatro kilómetros de subida que nos esperaban en el camino de vuelta hasta salir del recinto. Entonces Mohammed nos propuso llevarnos al centro de visitantes por 10 dinares por persona. Yo le intenté negociar el precio, pero él me dijo que si nos llevaba él tenía que dejar de trabajar, así que aceptamos. De todas formas, yo a esas alturas que ya no me quedaban extremidades inferiores le hubiera pagado 100 euros si me los hubiera pedido, pero claro, eso no se lo dije.

Petra, Jordania

En fin, que ya con la charada del miedo a los animales acabada, le pedí si podía yo conducir a mi burro y me dijo que claro, que era un animal muy tranquilo. El animal empezó a andar y el camino que seguíamos se alejaba cada vez más de donde estaba el centro de visitantes. Yo no se por qué, no presentí ningún tipo de peligro, aunque si lo explicas así en seco uno se puede llegar a pensar que lo van a descuartizar y robar. Después de ir trotando por una carretera, Mohammed nos dijo que íbamos a su casa a dejar los burros y que luego nos bajaría con su coche hasta el centro de visitantes y que a la una estaríamos allí, tal como habíamos quedado con Patricia.

Petra, Jordania

Y así fue. Después de dejar los burros apareció con un flamante 4×4. Se disculpó por no invitarnos a tomar té en su casa porque tenía que hacer unos recados y le dijimos que ningún problema. Al llegar al centro de visitantes nos despedimos de Mohammed (que tenía dos dientes de oro) y allí nos estaba esperando el hermano de Ibrahim para llevarnos al hotel. Él mismo sería el que nos llevaria a Patrícia y a nosotros a Aqaba.

En el trayecto a Aqaba, Patricia nos explicó que la noche anterior, como estaban todos los hoteles de Wadi Musa llenos, Ibrahim le había ofrecido pasar la noche en casa de sus padres. Patricia nos contó que su casa era «very comfy» y que Ibrahim era el hermano pequeño de 15 hermanos y que su padre tenía dos mujeres. El Islam lo permite, pero siempre y cuando el hombre pueda mantener bien a las dos familias. Y es que el padre había sido alcalde de Wadi Musa y tenía un cargo en el consejo de antigüedades. Patricia, que es de Seattle, trabaja como consultora medioambiental para gobiernos de todo el mundo y nos estuvo explicando los entresijos de su trabajo. Era una mujer muy divertida y campechana y nos dijo que teníamos las puertas de su casa en Seattle abiertas. ¡PREMIO!

Petra, Jordania

Al llegar a la frontera con Israel nos despedimos de ella y fuimos a pasar la frontera. Como habíamos estado más de 24 horas en Jordania nos tocó pagar tasas de entrada. Tuvimos mala suerte porque el poli simpático de la entrada estaba de mala leche esa tarde y se acordaba de nosotros y nos dijo que teníamos que pagar. Pues nada, a comprar el sello de 5 dinares y una vez sellado el pasaporte entramos en Israel. Al llegar a la frontera de Israel me preguntaron si llevaba armas. Yo me quedé estupefacta porque no me esperaba para nada esa pregunta, pero rápidamente aclaré mi cerebro y respondí que no. El control de policía de entrada a Israel desde Jordanía fue mucho más exhaustivo que el que nos hicieron al entrar desde Egipto. Miraron las mochilas, les pasaron una especie de cepillo buscando no se qué, etc. Antes de salir de la frontera aprovechamos para cambiar moneda y así no tener que pagar el taxi en dólares. En breves minutos recorrimos los seis kilómetros que hay entre Jordania y Egipto.

Petra, Jordania

Y para salir de Israel, otra vez a pagar tasas de salida. ¡Menudo atraco! Entramos en Egipto y allí se nos acercó un chico y nos ayudó a rellenar el formulario de entrada. Le dijimos al polícia que teníamos el visado de reentrada, le dimos el formulario y entramos de nuevo en Egipto sin problemas. El chico que nos ayudó a rellenar el formulario nos ofreció un taxi y después de negociar el precio (150 L.E.) e ir a buscar el coche, nos dimos cuenta que era de una agencia y que iba a buscar a un conductor. En fin, que me mosqueó un poco porque prefiero pagar de más a taxistas de la zona que a agencias espabiladas. Subimos al taxi y al kilómetro se paró y nos dijo que todas las personas que vienen de Israel y se van en taxi tienen que pagar 75 L.E. cada una. Aunque hay un cartel enorme que lo pone, mi compañero dijo que él ya había negociado el precio del taxi y que no pagaba más. En fin, que el chófer llamó al de la agencia y nos hizo volver hacia atrás para aclarar el malentendido. Mientras ellos se discutían, me bajé del coche y me fui a la frontera para hablar con un polícia. Le pregunté si lo de las 75 L.E. era verdad y me contestó que sí, que lo tiene que pagar todo el mundo. Al menos ahora estaba segura de que no era una estratagema para sacarnos más dinero.

Petra, Jordania

Volví adonde estaban ellos y al final pagamos los 150 L.E. del taxi, más los 75 L.E./persona del impuesto «revolucionario». Una hora más tarde llegamos al hotel destrozados y nos fuimos a descansar. Petra merece ser maravilla del mundo pero al menos se necesitan dos o tres días para verla y estar en buena forma física.

A tener en cuenta:
A una media hora de Petra y a una hora de Aqaba se encuentra el desierto de Wadi Rum. Si se tiene tiempo es recomendable contratar una excursión en el centro de visitantes y pasar allí medio día. Nosotros no teníamos tiempo así que no lo vimos. Otra excursión que se puede hacer estando en Jordania es ir a flotar al Mar Muerto.

Atención que la frontera de Jordanía cierra por la noche. La de Egipto y la de Israel operan las 24 horas, pero en Jordania no.

Petra, Jordania

Datos de interés:
Burro al Monasterio: 10 dinares/persona (10 euros)
Burro del pie del Monasterio al centro de visitantes: 10 dinares/persona (10 euros)
Servicio traslado del hotel de Petra a Aqaba: 50 dinares (50 euros) Tasas salida de Jordania: 5 dinares (5 euros)
Taxi de Aqaba a Eliat: 56 shekels (10 euros)
Tasas salida de Israel: 94,5 shekels (17 euros)
Taxi de Taba a Nuweiba: 150 L.E.+propina (18,70 euros)
«Impuesto revolucionario» o tasas entrada a Egipto desde Israel: 75 L.E./persona (9,35 euros

6 comentarios

  1. Lidia Sanchez 17 diciembre 2009
  2. Isabel 17 diciembre 2009
  3. Jaume Radigales 17 diciembre 2009
  4. Isabel 17 diciembre 2009
  5. makavelik 18 diciembre 2009
  6. Isabel 18 diciembre 2009

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