Decubriendo Palermo y la Cappella Palatina

Mientras descendiamos, me fijé en cómo poco a poco la orografía de la isla iba mostrándose entre las nubes. No teníamos previsto pasar más de los cuatro días festivos que componen la Semana Santa en Palermo, pero por azares de la vida acabamos pasando 10 días en Sicilia. Es lo que tiene la susodicha, que hace que te tengas que ir adaptando en todo momento.

Antes de llegar, había leído que Sicilia se había bajado del tren de la modernidad hacía ya décadas y que iba haciendo el camino a su propio ritmo. Esto se palpa ya cuando uno ve el tren que lleva del aeropuerto a la estación central. El «trenino piccolo», como nos indicó el revisor al señalarnos el tren que iba al centro, parecía salido de una película cómica de los años sesenta.

Calles de Palermo, Sicilia

En Sicilia todo funciona a su manera, si el tren que se supone que tiene que dejarte en la estación central te acaba dejando en otra sin aviso alguno, ningún problema, siempre puedes hacer un canolo y un latte macchiato en la pastelería providencial de turno mientras esperas los 30 minutos que tarda en pasar el autobús del servicio especial. En Palermo nos alojamos en el B&B ZC, cerca de la estación central. Está en el último piso de una finca regia con ascensor. Una parte del piso está habilitada para huéspedes y el resto de la casa parece el hogar de una familia noble venida a menos en los tiempos de Garibaldi. Desde la terraza, Caterina nos hizo un repaso de los edificios más destacados de la ciudad. Divisamos las cúpulas de las iglesias más importantes de Palermo, todas situadas en el antiguo barrio árabe.

Palermo tiene su propio ritmo. Era la una del mediodía de un viernes laborable y la gente estaba sentada tan tranquilamente en las terrazas de los bares comiéndose un helado sin ningún tipo de estrés. La ciudad es bonita y ni mucho menos tan caótica y sucia como había oído.

Estatuas en Palermo

Para empezar, fuimos caminando hacia la catedral hasta que una hora más tarde nos dimos cuenta de que íbamos en dirección contraria. Non ti preocupare, que el 104 te deja justo donde quieres ir. Aunque el autobús en Italia sigue su propio horario. Como dijo mi amiga Daniella, romana de pro: «en Italia el bus pasa cuando pasa».

Al bajar, entramos en un panificio a comer unos paninis. Me encanta chapurrear italiano, ese que he aprendido a través de las veces que he visitado el país. Me gusta mucho utilizar palabras inconexas e intentar construir frases que la mayoría de las veces no entiende nadie, pero qué le voy ha hacer, amo Italia.

A escasos metros de la panadería se encuentra la porta nuova, que separaba la parte nueva de la ciudad de la antigua. Está al lado del Palazzo dei Normanni, actual sede del Parlamento siciliano y antigua corte medieval. Lo que más destaca del Palazzo es la Cappella Palatina, capilla que el rey Ruggiero II mandó construir entre 1132 y 1143. El monarca, que era normando y extremadamente tolerante (para la época, claro), encargó el proyecto a artesanos normandos, griegos y árabes para que la Capilla Palatina contara con la representación de las mayores religiones que tenían presencia en Sicilia en aquella época.

Pantocrátor Capilla Palatina Palermo

El resultado es una capilla espectacular, sobre todo después de la restauración del 2009. Todo el techo está formado por pequeñas teselas doradas de estilo bizantino, que incluyen cenefas árabes y elementos ortodoxos. Predominante en el altar, tenemos la figura del Pantocrátor y en las naves laterales escenas del nuevo y antiguo testamento y de Ruggiero II y su corte. Aquel día tuvimos suerte, ya que apenas había gente visitándola, o quizás sería porque era un viernes laborable a las cuatro de la tarde. Los 10€ que cuesta la entrada incluyen también la visita al Parlamento, a la sala de los vientos, a la habitación de Ruggiero II y a la muralla fenicia del palacio. La visita se hace obligatoriamente con guía en italiano (solamente) y no se pueden hacer fotos. Igualmente, tras visitar la Capilla Palatina el resto de la visita quedó totalmente eclipsada. Cabe destacar que el Parlamento de Sicilia es el más antiguo de Europa y que lo forman 90 parlamentarios.

Cerca de allí está la iglesia de San Giovanni degli Eremiti, que es una pequeña iglesia  que la coronan cinco cúpulas rojas, vivo reflejo de la mezcla de estilos árabe y normando construido también durante el reinado de Ruggiero II. Para entrar en San Giovanni degli eremiti hay que pagar, pero tuvimos suerte y, como era la semana cultural, la entrada nos salió gratis. Nos pasó exactamente igual que en Pompeya, parece que la semana cultural italiana nos persigue. ¡Me encanta este país! Como su pasión por todo lo dulce. Si en la península italiana el helado es bueno, en Sicilia son tremendos.

San Giovanni degli eremiti en Palermo (Sicilia)

A pocos minutos de San Giovanni degli Eremiti se encuentra una de las pastelerías más míticas de Palermo. La pastelería Massaro tiene dos locales, uno donde sirven dulces y panini y otro exclusivo de helados. El dulce más típico de Sicilia es el cannolo, una especie de canelón de hojaldre relleno de crema de queso ricotta con pepitas de chocolate. En todas partes de la isla, el cannolo tiene alguna característica diferenciadora, pero todos están buenísimos. Aun así, nosotros nos decantamos por comer un helado, pero lo difícil fue decidirse entre las decenas de sabores que tenían allí.

La tarde fue tormentosa, pero salimos del hotel para buscar un sitio donde cenar cerca. Lo que más me sorprendió es que apenas había restaurantes abiertos, por lo menos en la zona de la estación central. Heladerías las que quisieras, pero restaurantes bien pocos.

Por suerte, encontramos uno a unas cuatro calles. Era el típico restaurante con manteles de papel a cuadros rojos y blancos y con comida más de supervivencia que de deleite. Comprobamos que en la comida tradicional siciliana abundan los platos de pescado y marisco. De entrante probamos una caponata, que es una especie de pisto con base de berenjenas. De segundo pedimos espaguetis con almejas y risotto de mar. Como os he dicho, nada del otro mundo, lo mejor del restaurante era la gracia de sus camareros.

Catedral de Palermo

Lo mejor de ese día fue la visita a la Capilla Palatina y los cannoli, lo peor fue el cansancio del madrugón y que nos perdiéramos cada dos por tres por Palermo.


A tener en cuenta:

¿Cómo? ¿No hay fotos de las comidas en esta entrada? Desgraciadamente, el tercer día de viaje perdimos la cámara de fotos compacta con la que había hecho las fotos de las comidas de esos días, así que no os torturaré con las delicias que comimos hasta dentro de unas entradas. ^^

Cannolis Pastelería Massaro Palermo


Datos de interés:

1. Volamos a Palermo desde el aeropuerto de Reus con Ryanair. En principio, nuestra intención era ir a Palermo del Viernes Santo al lunes de Pascua y ese fue el vuelo más barato que encontramos para esas fechas un par de meses antes. Nos costó 115€ por persona. Luego, al decidir volar una semana antes y pasar más días en Sicilia tuvimos que abonar 25€ por el cambio de fecha.
2. Autobús de la estación de Sants al aeropuerto de Reus: 13€ ida o 24€ i/v.
3. ¿Cómo ir del aeropuerto de Palermo al centro?

Sale un tren todas las horas a y veinticinco. Cuesta 5,80€ y mejor pagar en la taquilla en efectivo porque la máquina no da cambio. El tren paró en la estación de Notarbartolo porque la central estaba en obras y nadie nos avisó. Como pudimos, averiguamos que fuera, cruzando la calle, había un autobús que te dejaba en la estación central.  Quizás la opción más práctica es el autobús. Cuesta también 5,80€ y sale uno cada media hora entre las cinco de la mañana y las doce de la noche. Lo malo es que es el medio que todo el mundo usa y hay muchas colas.
4. Pastelería Stancampiano. Via Notarbartolo, 51. Latte (vaso de leche): 1€, latte machiato (café con leche): 1,20€, cannolo: 1,70€.
5. Billete de autobús urbano sencillo: 1,30€.
6. Panificio Padre Pio. Corso Caltafini, 33-35. Panini: 2,50€, arancina: 0,50€, agua: 1€.
7. Palazzo dei Normanni. Capilla Palatina: 10€
9. Pasticceria Massaro. Via Basile, 26. Cono de helado: 1,80€
10. B&B ZC. Via Gonzie, 8. 50€ la habitación doble con baño y con desayuno.
11. Cena. No apunté el nombre del restaurante, pero os dejo los precios para que veáis como están allí. Caponata: 7€, espaguetis con almejas: 8€, risotto de mar: 8€. Cubierto aparte.

Cappella Palatina en Palermo

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19 comentarios

  1. Helena 23 noviembre 2011
    • Isabel (Diario de a bordo) 28 noviembre 2011
  2. JAAC (@SltCnmg) 23 noviembre 2011
  3. Purkinje (mapaygps) 23 noviembre 2011
  4. Jaume 23 noviembre 2011
    • Isabel (Diario de a bordo) 28 noviembre 2011
  5. Naza 23 noviembre 2011
  6. TONI 23 noviembre 2011
  7. M.C. 23 noviembre 2011
    • Isabel (Diario de a bordo) 28 noviembre 2011
  8. Gloria 23 noviembre 2011
  9. Míriam 24 noviembre 2011
    • Isabel (Diario de a bordo) 28 noviembre 2011
  10. José Carlos DS 28 noviembre 2011
  11. Isabel (Diario de a bordo) 28 noviembre 2011
  12. Joan Puerto 9 diciembre 2011
  13. Victor 14 diciembre 2011
  14. Pepe 30 agosto 2015
    • Isabel & Xavier 1 septiembre 2015

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