Hoy os traemos el último relato del diario del viaje a Botsuana. Tras cruzar la frontera de Martin’s Drift el día anterior, pasamos la última noche del viaje en el complejo Sun City Resort en Pilanesberg.
Ese día no teníamos ninguna prisa, pero nos levantamos bastante pronto de todos modos. Al parecer, tras tantos madrugones seguidos, el cuerpo ya se había acostumbrado a despertarse con los primeros rayos del sol. Comimos unas galletas y zumos que aún nos quedaban de las provisiones que habíamos comprado para el viaje, lo que fue una suerte porque en el Big Fig Inn no había cafetería donde desayunar.
Pasarela que conectaba la zona de restaurantes con el parque acuático
Entonces nos pusimos en marcha hacia Pilanesberg, a cinco horas de la frontera de Tom Burke y a dos horas del aeropuerto de Johannesburgo. Al planificar el viaje, nos pareció buena idea pasar allí la noche antes para estar relativamente cerca del aeropuerto y a la vez estar en un lugar bonito donde descansar. Es una pequeña manía que tenemos: para evitar problemas y contratiempos, nos gusta pasar el último día del viaje cerca del aeropuerto.
Parque acuático
Durante las cinco horas que nos separaba el Big Fig Inn del Sun City Resort recorrimos carreteras que pasaban por campos y poblaciones donde cada vez había menos cabras y animales domésticos en los arcenes. Además, a medida que nos adentrábamos en Sudáfrica, el paisaje empezaba a hacerse más verde, la vegetación más frondosa y las colinas más frecuentes.
En la granja de cocodrilos
Sin embargo, todo atisbo de naturaleza salvaje desapareció cuando llegamos al Sun City Resort. De golpe, nos encontramos en el punto de entrada, en la boca de un pequeño valle entre colinas altas, donde nos esperaban un montón de taquillas y aparcamientos como los de Disneyland París o Port Aventura. Mostramos la reserva de del hotel y nos indicaron el camino a seguir. Al entrar, vimos que había dos accesos: uno para los coches de los visitantes de un día y otro para los visitantes que se alojan en el complejo.
Zona de casinos
El Sun City Resort tiene un aire a resort americano que no te esperas encontrar en medio de África. Se compone de varios hoteles de lujo, centros de ocio, restaurantes, campos de golf y todo tipo de equipamientos para toda la familia. Me recordó bastante a la estructura del DisneyWorld en Orlando, pero salvando las distancias, claro. La mayor diferencia es que cuando te alojas en uno de los hoteles Disney tienes muchos servicios y entradas a los parques incluidos. En el Sun City, en cambio, hay que pagar para cada servicio por separado. Por ejemplo, aunque nos alojamos en el hotel Cascades, uno de los dos de cinco estrellas del complejo, solo teníamos incluido el desayuno y el acceso al parque acuático Valley of the Waves. Este parque acuático no está nada mal, ya que tiene diversos toboganes y zona de piscina para pasar un día muy entretenido como si estuvieras en una especie de paraíso selvático.
Entrada al laberinto
Por el contrario, otro tipo de actividades como The Maze, un laberinto de cartón piedra que finaliza en un bar, se tiene que pagar. Si por lo menos te invitaran a un refresco al llegar al bar, le vería sentido a pagar 100 rands por entrar. Otra de las actividades que hicimos pagando fue la visita al Kwena Gardens, uno de los criaderos de cocodrilos del Nilo más grandes de Sudáfrica. Esta visita al menos fue muy interesante porque tuvimos la oportunidad de ver a estos enormes reptiles muy de cerca y de conocerlos más a fondo. Además, también vimos unos simpáticos suricatos.
The Maze
Finalmente, aunque el Sun City nos decepcionó un poco, nos fue muy bien para relajarnos mucho antes de emprender el vuelo de vuelta a casa.
El viaje a Botsuana ha sido uno de los mejores viajes que hemos hecho. Es un país muy seguro y espectacular, recomendable para todas las edades. Y, aunque nos quedamos con la espinita de conocer Sudáfrica y Namibia más a fondo, nos gustó tanto que estamos seguros de que volveremos pronto por allí.
