Escapada a Lisboa, segunda parte

El siguiente día amaneció con mucho sol y salimos a la calle con muchas ganas de aprovechar el segundo y último día en Lisboa. Para empezar, nuestra guía nos llevó a desayunar al barrio de Belém, y más concretamente a una pastelería muy famosa y muy recomendable que no sé cómo se llama pero está en la Rúa de Belém, entre Marta Pinto y la placeta que da al monasterio, y tiene unos toldos azules con letras blancas. La gente hace cola en la calle para comprar los “pastéis de nata”, que son pastitas de hojaldre con crema muy buena por dentro. Sin embargo, la experiencia buena es entrar y sentarse en una mesa a comerlos, porque como los hacen allí mismo non-stop, te los sirven recién salidos del horno (al contrario que en las otras cien pastelerías donde venden estos pasteles). Por dentro es enorme y hay muchas mesas. También se puede ver el proceso de fabricación de los pastelitos en directo a través de un cristal. En fin, allí nos sentamos y tomamos café, chocolate y “pastéis”. Para pedir el café en Portugal, hay que aprenderse un poco de vocabulario porque tienen muchos tipos de café según el recipiente y la cantidad de leche, p. ej: “uma bica” es una tacita de café solo y fuertecito, “uma meia de leite” es 50% café/leche, “um garoto oscuro” es un cortado, “um galao” es un vaso de café con leche corto de café, etc.

CAFETERIA BELEN PASTELES NATA

En este establecimiento se pueden degustar los excelentes pasteles de nata

Después de cebarnos de “pastéis” vi que en una pared había una carta con todos los tipos diferentes de pastas que hacen allí. ¡Qué pena no haber probado los cuatrocientos otros tipos!

PASTELES NATA BELEN LISBOA

Estan súper buenos

Finalmente salimos de allí y nos sorprendió en la misma calle pero un poco más alejado, delante de la residencia presidencial, el cambio de la guardia, que curiosamente sólo puede verse el tercer domingo de cada mes.

Luego fuimos chino-chano hasta el “Mosterio dos Jerónimos”, pero no entramos porque había una marabunta de turistas haciendo cola. En vez de eso, estuvimos mirando los puestecitos de recuerdos de Portugal que había delante y dimos un paseo por el parque. Luego nos pasó una cosa curiosa: queríamos pasar la vía del tren para llegar a la famosa Torre de Belém (que está un poco más lejos según uno se aleja del centro de Lisboa tocando el río), pero no vimos ningún paso que la cruzara ni por arriba ni por abajo, así que volvimos a coger el coche y dimos una megavuelta para llegar al otro lado de la vía y descubrir con horror y cara de tontos que había un paso subterráneo justo en frente del monasterio al otro lado de la fuente. ¡Esto nos pasó por no preguntar!

TORRE BELEN LISBOA

La torre de Belém

La Torre de Belém es muy emblemática, se construyó en 1515 para defender la ciudad y en un principio quedaba en medio de la desembocadura del Tajo, aunque ahora esté junto al puerto. Desde ahí se embarcaban los navegantes que partían a descubrir nuevas tierras. Estuvimos un rato allí haciendo fotos y viendo cómo subía la marea poco a poco.

Después fuimos a ver el Monumento a los Descubrimientos, que está muy cerca. Es un monumento bastante grande en honor a los descubridores portugueses. Se puede subir hasta arriba (pagando). Delante hay una plaza con un mapa-mundi en el suelo y sobre la entrada hay un pedazo de espadote en relieve. Desde aquí también se puede ver el enorme puente 25 de Abril que parece el de San Francisco.

MONUMENTO EXPLORADORES LISBOA

Monumento a los exploradores portugueses

Luego fuimos a buscar un restaurante porque ya eran las tres de la tarde y yendo en dirección al centro junto al río, nos paramos en una zona que se llama Las Docas donde hay muchos restaurantes con terrazas delante de un puerto marítimo. Con todo, al final acabamos en un restaurante para turistas en el mismo centro de la ciudad, porque en las Docas era todo demasiado fashion. Comimos bacalao.

Monasterio de los Jerónumos

Monasterio de los Jerónumos

Por la tarde estuvimos andando por el centro, por la Praça da Figueira y Rossio. Nos paramos a ver cómo filmaban un anuncio o una película de época en una cafetería antigua, y vimos la estación de Rossio, cuya fachada es muy original. Para acabar, fuimos al emblemático Elevador de Santa Justa y contemplamos la ciudad y el río desde arriba. Genial. Luego dimos una minivuelta por el barrio del Chiado y directos al aeropuerto para volver a casa.

Lisboa

Nos quedaron muchas cosas por ver, pero lo que me hubiera gustado más es haber tenido más tiempo para pasear y perdernos por las calles de Lisboa, por la Alfama, por Chiado… Bueno, otra vez será.

Datos básicos:

1. Pastel de nata: 0.90€
2. Elevador de Santa Justa: 2.80€ (subir y bajar)
3. Comida en terraza en Baixa: 20€ (entrante, 1 plato, bebida y postre)

6 comentarios

  1. Jaume Radigales 28 agosto 2008
  2. miriam 29 agosto 2008
  3. MO 31 agosto 2008
  4. Isabel 1 septiembre 2008
  5. Bet 15 julio 2010
  6. Isabel 15 julio 2010

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