Excursión a Sergiev Posad y visita a la calle Arbat de Moscú

Bartolomé era un niño que, a pesar de sus ansias de conocimiento, tenía un gran problema de aprendizaje y no era capaz de hacer la “o” con un canuto. Un día, se encontró un monje orando en medio del bosque y le explicó su problema. Este le dijo que rezara, le dio pan bendito y se obró el milagro. A partir de entonces, Bartolomé se hizo un pro en todo lo relacionado con el conocimiento humano y acabó decantándose por lo divino hasta acabar viviendo en medio del bosque como un monje ermitaño llamado Sergio.

Sergio acabó convirtiéndose en el santo patrón de Rusia y en el creador del monasterio de Sergiev Posad en 1340. A pesar de que hay mucho que visitar en Moscú, decidimos ir al monasterio de Sergiev Posad (Сергиев Посад) en una excursión de un día entero.

Sergiev Posad

Con la calma, fuimos a la estación de Yaroslavsky vokzal (Ярославский вокзал) y compramos un billete de tren hacia Sergiev Posad. No nos quedó muy claro si lo habíamos comprado de ida y vuela o solo ida, pero nada más llegar al andén nos dimos cuenta de que el tren de cercanías con destino a Aleksandrov (que también para en Sergiev Posad) estaba a punto de salir, así que subimos olvidando el tema.

En la hora y media que tardó el tren en llegar a la estación de Sergiev Posad, fueron desfilando todo tipo de vendedores ambulantes cantando todo tipo de excelencias de los productos que intentaban vender. Desde juguetes y armónicas hasta utensilios de cocina variados, pasando por pistolas eléctricas de defensa.

monasterio de la Trinidad de San Sergio

La estación de tren se encuentra a unos diez minutos andando del monasterio de la Trinidad de San Sergio. El conjunto eclesiástico está dentro de unas murallas y una vez se pasa por la puerta se puede ver a cientos de fieles yendo de un lado a otro en busca de agua bendita, siguiendo las indicaciones de algún monje ortodoxo durante alguna visita guiada o mostrando sus respetos a San Sergio enterrado en la catedral de la Trinidad. De hecho, el monasterio se considera el punto más importante de la fe ortodoxa.

Las cúpulas estrelladas de la catedral de la Asunción destacan sobre todo el conjunto monástico. Fue mandada construir por Iván el Terrible, lo mismo que la catedral de la Asunción del Kremlin, como manera de reganarse el cielo tras matar a su hijo en un arrebato de ira. Así que no es de extrañar que la catedral de la Asunción de Sergiev Posad tenga un parecido más que razonable con la de la Asunción del Kremlin.

Sergiev Posad

Alrededor de todas ellas se extiende un pequeño Disneyworld de la ortodoxia, en el que se puede comprar todo tipo de parafernalia eclesiástica. El interior de las iglesias es descomunal, pero llegados a ese punto creo que mi paciencia tocó a su fin y la visita me decepcionó bastante. Demasiadas iglesias en tan poco tiempo.

Con el bluf de la visita, decidimos volver a Moscú para acabar de pasar la tarde allí. Antes de subir al tren, le preguntamos a la taquillera como buenamente pudimos si nuestro billete era de ida y vuelta. Entendimos que sí y nos fuimos tan contentos. No obstante, más tarde, cuando pasó la revisora, nos dio a entender que no habíamos comprado el billete. Le intenté explicar que nos habían dicho que era correcto, pero ella no hablaba inglés y mi pobre conocimiento de ruso no me permitía formular una frase tan compleja. Por suerte, como de la nada, salieron en nuestra ayuda dos pasajeros que sí sabían inglés y le explicaron a la revisora el malentendido. Pagamos el billete y seguimos nuestro camino.

Sergiev Posad

El que antaño había sido la zona de la elite y el arte ha acabado convirtiéndose en el reflejo de la nueva Rusia. La calle Arbat ha mantenido el encanto de sus casas de época, pero absorbiendo decenas de cafés, restaurantes y tiendas de suvenirs mezclado con turistas, gente guapa y artistas callejeros. A pesar de todo, es un lugar muy agradable por el que pasear un sábado por la tarde y un lugar con una amplia oferta gastronómica. Allí decidimos comer-cenar en el restaurante Mu-Mu (My-My), que nos habían recomendado una pareja de catalanes que conocimos en San Petersburgo. El restaurante es también tipo self-service, donde hay que pasar con la bandeja e ir eligiendo qué comer. El problema es que te metían mucha prisa para que no se atascara la fila de clientes y era difícil decidir qué comer y lo que te iba a costar.

Calle Arbat Moscú

Aun así, este tipo de restaurantes, muy populares en Moscú y San Petersburgo, siguen siendo la manera más barata de comer bien, ya que los restaurantes de carta suelen tener precios astronómicos.

Tras el paseo por la calle Arbat, decidimos seguir caminando hasta el río Moskvá e intentar pasear por su lateral, pero no fue fácil llegar. La ciudad está repleta de vías de varios carriles para coches y sin apenas pasos de peatones, con lo que hay que cruzar como acto de fe a la espera que ningún coche te arrolle. Desde la riba del río pudimos contemplar la silueta de la ciudad durante el atardecer. A lo lejos divisamos algunos de los rascacielos de la ciudad denominados las siete hermanas de Stalin.

Arbat Street

Al parecer, Stalin quiso emular a las grandes ciudades de Estados Unidos construyendo rascacielos para competir con ellas. De este proyecto, salieron siete que se construyeron sin importar las condiciones de trabajo de los obreros. Desde el río pudimos disfrutar de la puesta de sol sobre el hotel Ukraina, una de las hermanas juntamente con el hotel Hilton Moscow Leningradskaya, el Ministerio de Asuntos Exteriores y el de Transporte, el bloque de apartamentos Kotelnicheskaya y el de Kudrinskaya y la Universidad de Moscú.

No sé cuánto caminamos, ni casi la ruta que seguimos, pero paso a paso, la ciudad empezó a hacerme mella. Me gusta Moscú, es una de esas ciudades imperfectas que tanto me agradan. Me atrae lo dispar de sus elementos, lo que la hace sorprendente a cada paso, y la vida que hay en ella. No me malinterpretéis, también me gusta San Petersburgo, pero es mucho más lineal y carente de sorpresas. Moscú no deja indiferente y a pesar que de entrada se puede mostrar difícil, es increíble ir descubriéndola poco a poco.

las siete hermanas de Stalin Moscú


Datos de interés:

1. Billete sencillo de metro: 28 rublos
2. Tren a Sergiev Posad desde la estación de Yaroslavsky vokzal (Ярославский вокзал): 132 rublos ida. Se puede ir en el tren expreso (una hora) o en el cercanías que va directo a Sergiev Posad o el de dirección a Aleksandrov (Александров) que tarda una hora y media.
3. Pan relleno con frankfurt: 25 rublos
4. Sprite de medio litro: 45 rublos
5. Cena en el restaurante Mu-Mu (MY-MY). Se trata de un bufet de platos típicos rusos. Comimos por unos 400 rublos por persona.
6. Camiseta suvenir comprada en la calle Arbat: 300 rublos
7. Fresh Hostel. Habitación doble con baño compartido y sin desayuno: 2.300 rublos.

Matriosvka

16 comentarios

  1. M.C. 2 mayo 2012
  2. Inés 3 mayo 2012
      • abuela Maria de Montevideo Uruguay 30 junio 2014
  3. Vero4travel 6 mayo 2012
  4. JAAC (@SltCnmg) 11 mayo 2012
  5. Blai 21 mayo 2012
  6. Victor 4 junio 2012
  7. Alweb 26 octubre 2012
  8. Roberto 5 enero 2013
  9. MAYELIN 23 julio 2014
  10. Ismael 9 agosto 2019
    • Isabel & Xavier 12 agosto 2019

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