Si hacéis un viaje a Argentina una de las visitas imprescindibles en Ushuaia es hacer una excursión el parque nacional Tierra del Fuego. Nosotros dedicamos un día entero a esta excursión porque queríamos visitar la zona haciendo un poco de senderismo.
Reservamos el transporte colectivo con María Cristina del Nahuel B&B, ya que, igual que con la navegación por el canal Beagle, nos ofrecía un 10% de descuento. A las nueve de la mañana estábamos en la gasolinera cercana al puerto turístico desde donde sale el transporte y a las nueve en punto nos pusimos en marcha. Teníamos una hora de camino hasta la entrada del parque. Una vez en la taquilla, paramos para pagar la entrada de 170 pesos para extranjeros. Mientras esperábamos nuestro turno, barajamos la posibilidad de hacernos pasar por argentinos imitando su acento, pero pronto nos dimos cuenta de que íbamos a hacer el ridículo, así que pagamos como buenas personas.
Al obtener las entradas, aprovechamos para pedir información sobre los itinerarios que podíamos hacer, luego subimos a la furgoneta y proseguimos el camino hasta la parada de la Ensenada Zarategui. Bueno, en realidad nos bajamos antes, justo en el cruce de dos carreteras donde la furgoneta giraba a la izquierda para bajar hasta la ensenada. Nos habían dicho que desde allí hasta la ensenada había unas vistas preciosas del canal Beagle conforme vas bajando la pendiente. Pero nos equivocamos. Seguir la carretera fue algo decepcionante. Tal vez deberíamos haber seguido recto por la carretera hasta llegar a un punto algo más adelante donde la ruta 1 de senderismo, la senda Pampa Alta, cruza la carretera y entonces seguir la senda hasta la ensenada junto al canal Beagle.
El caso es que bajamos hasta la ensenada Zaratiegui, donde se alza un pequeño muelle y una playa. Desde ahí íbamos a iniciar la senda costera en dirección oeste, hasta llegar al río Lapataia. Pero antes teníamos algo que hacer. Y es que en medio del muelle se halla la estafeta de correos del fin del mundo. Cuesta de creer que allí, en medio de la naturaleza y del parque nacional, exista una estafeta de correos, pero resulta que al gobierno de Argentina le interesa mantenerla justo allí por motivos geopolíticos y por ligeras disputas de fronteras con Chile.
Antiguamente, esta oficina de correos estaba en la isla Redonda, unos cuantos kilómetros de la orilla, en pleno canal Beagle, pero el funcionario que la regentaba se hartó de estar tan solo y tan aislado todo el día. Así que pidió al gobierno que lo trasladara a tierra firme. Sin embargo, sus superiores le contestaron que, por los motivos geopolíticos antes mencionados, la estafeta tenía que estar en el canal y no en tierra firme. Así que este funcionario, de nombre Carlos, tomó una decisión. Montó la estafeta de correos en medio del muelle y argumentó que, como seguía estando en el canal, el gobierno no podría decirle nada. Desde entonces, la oficina de correos del fin del mundo se ha convertido en uno de los puntos estrella del parque.
Desde esta oficina de correos podéis enviar cartas y postales y os pondrán un sello conmemorativo que acredita que esa misiva se ha enviado desde uno de los puntos más remotos del plantea o sellar vuestro pasaporte conforme habéis estado en ese lugar. Todo ello por un módico precio. Esperábamos encontrarnos al propio Carlos en el puesto, para ver sus elegantes bigotes blancos, pero ese día era su hijo quien atendía a los turistas.
Tras enviar las postales de rigor, nos pusimos en marcha por la senda costera. Este es uno de los senderos más populares por ser bastante fácil y porque termina en el río. Tiene una longitud de 8 kilómetros y se tardan unas cuatro horas en recorrerlo a buen ritmo. Aunque hay ligeras pendientes, casi todo el rato se camina por un terreno bastante llano.
Durante el sendero seguimos la orilla norte de la bahía Lapataia y el paisaje se nos iba mostrando con pequeñas calas de piedras grisáceas que se turnaban con unos prados verdes muy bucólicos y arboledas exuberantes de árboles desconocidos, como las lengas, los guindos y los canelos. Me sorprendieron unos hongos que crecían en muchas ramas por ser de un color naranja muy vivo y redondos como pelotas de golf. Tiene muchos nombres, pero uno de ellos es «pan de indio» porque según se dice, los habitantes originales de estas tierras los usaban como alimento. La verdad es que parecían apetitosos, pero no nos atrevimos a probarlos.
En una de estas calas solitarias de extraña belleza nos detuvimos un momento a tomar un tentempié y contemplar los alrededores. Al levantar la vista puedes contemplar los majestuosos picos nevados de Chile, que sobresalen por encima de la fronda. Luego seguimos adelante. Hacia el sexto kilómetro la senda se interna en el bosque y va subiendo hasta discurrir en paralelo a la carretera. Finalmente, llegamos un poco cansados al cruce de caminos donde termina el recorrido.«¿Qué hacemos ahora?», nos preguntamos.
A medio kilómetro de distancia en dirección norte hay un restaurante muy grande en el punto donde el río Lapataia nace del descomunal lago Roca. Así que, como ya era el mediodía, fuimos allí a comer el enorme bocadillo de milanesa que llevábamos. Claro que, cuando entramos y vimos las macroempanadas que servían allí, tuvimos que pedir una de queso y cebolla, y otra de centolla. Mientras devorábamos la comida, tuvimos suerte y el cielo terminó de despejarse. Por la tarde estuvimos tentados de seguir la senda hito XXIV en dirección noroeste. Sigue la orilla norte del lago Roca durante 3,5 km hasta llegar a la frontera con Chile. Habría tenido gracia poner una pierna en Chile y otra en Argentina. Pero por allí soplaba un viento helado muy fuerte, así que, en vez de eso, decidimos tomar la senda que cruzaba el río Lapataia por una isla con cámpings.
Aunque ya empezábamos a estar cansados de caminar, seguimos dos de estos senderos. El primero de 950 m nos llevó hasta la Laguna negra, donde se extiende una turbera en proceso de formación. Una turbera es un lugar donde hay una extensa masa de vegetación en estado de lenta putrefacción que puede usarse como abono orgánico o, si se seca, como combustible.
Después seguimos otro sendero llamado «Del turbal» donde vimos castoreras abandonadas. Los castores se introdujeron en la Tierra del Fuego para fomentar la caza, pero han tenido un efecto algo negativo en el parque nacional.
Finalmente, nos dirigimos a la parada del autobús. El mapa que nos dieron la compañía de transporte tenía indicado las paradas en el parque y los horarios. Estábamos tan hechos polvo que teníamos ganas de subir al próximo, pero no sabíamos si llegaríamos a tiempo. Y para el siguiente había que esperar una hora y media. Pensábamos que saldría sin nosotros, pero al final logramos subirnos y volver a Ushuaia directamente. En definitiva, fue una excursión que valió mucho la pena. Hicimos ejercicio en plena naturaleza, respiramos aire muy puro y vimos unos paisajes espectaculares y exóticos.
Datos de interés
Transporte PN Tierra del Fuego: 300 pesos ida y vuelta (270$ al contratarlo en el B&B Nahuel)
Entrada PN Tierra del Fuego: 170 pesos
Sello para enviar la postal 37 pesos. Sello para el pasaporte: 30 pesos
Restaurante Alakush: empanada de queso y cebolla: 25 pesos, empanada de centolla: 55 pesos, refresco: 40 pesos
Hola, me gustaría saber en qué fechas y año visitasteis Ushuaia. Estoy recabando información para nuestro viaje y quiero hacerme una idea de si los precios que comentas me sirven como referencia.
Gracias!
Hola Leti,
Fuimos en diciembre de 2015, fue justo antes de que devaluaran el peso y todo salía carísimo. Ahora creo que el peso está un poco más bajo, aun así la parte sur de Argentina es mucho más cara que el norte.
Un saludo,