La isla de Mozia, las ruinas de Selinunte y la Scala dei Turchi

Dicen que la isla de San Pantaleo (Mozia), que forma parte de las islas Stagnone, fue pasando de mano en mano, hasta que a principios del siglo XX un inglés afincado en Marsala decidió comprarla. El señor Whitaker, que se dedicaba al negocio del vino, la adquirió después de que algunos restos de cerámica que se había encontrado allí despertaran su curiosidad. Este inglés se hizo construir una villa en la isla y poco a poco fue haciendo excavaciones domingueras hasta encontrar el asentamiento fenicio más importante de los que quedan en la actualidad.

Nosotros llegamos allí por la inercia del día anterior. En principio, nuestra idea era dar un paseo en barca alrededor de la isla y disfrutar del paisaje de las salinas de la reserva natural de Stagione, pero la inacción hizo que acabáramos desembarcando en ella. Solo para entrar, hay que pagar 9€ (aparte del coste de la barca), pero como la señora de la taquilla nos vio despistados, o tal vez porque íbamos a ser los únicos clientes del día, al final nos cobró la entrada infantil (5€). La isla es de propiedad privada y está cubierta de viñedos además de las ruinas y el pequeño museo.

Salinas de Mozia Trapani

Nos dispusimos a pasear por la isla para ver las ruinas fenicias. En la entrada hay un cartel que indica donde está cada cosa, pero a la que empezabas a caminar no había ninguna señalización, con lo que acabamos perdidos. De pura chiripa, encontramos algunos restos, aunque el estado de conservación es un poco deplorable y las explicaciones de los yacimientos son prácticamente inexistentes. Cuando estábamos en la otra punta de la isla, decidimos ir al museo, que está en la entrada y como los caminos también estaban sin señalizar acabamos haciendo la cabra (o el borrego) por entre los viñedos en busca del camino correcto.

Vale la pena recomendaros el museo Whitaker del tal Joseph Whitaker (1850-1936), que alberga una colección excepcional y muy bien conservada. Lo que más destaca es la estatua del auriga, que dicen que fue esculpida por Fideas hacia el 440 a.C. Las salas del museo agrupan tanto piezas encontradas en las excavaciones de la isla como objetos comprados a comerciantes por el señor Whitaker. Llaman mucho la atención los objetos de uso cotidiano, como las lámparas de aceite, las joyas y las vasijas varias. El barco volvió a pasar a la hora y media y nos llevó hacia la costa de nuevo, y por el camino no fuimos capaces de vislumbrar la antigua carretera fenicia que hoy en día transcurre a un metro bajo el agua.

Mozia Museo Whitaker

A una hora y cuarto en coche de Mozia se encuentran las ruinas de Selinunte, una colonia griega fundada en el 628 a.C. Aunque la guía Lonely Planet dice textualmente: «estas ruinas son unas de las más impresionantes del mundo griego antiguo» y que «desde la preciosa playa se contemplan vistas maravillosas de los templos sobre el acantilado», pero yo afirmo lo contrario a esas palabras. Primero de todo, para nada son las ruinas más impresionantes, puesto que su estado de conservación es deplorable. Además, hacer esta afirmación teniendo a escasos quilómetros las ruinas de Agrigento me parece una herejía. Y eso que aún no he visitado las ruinas de Grecia ni las de Turquía. Por ejemplo, he oído que las de Éfeso sí que son una maravilla. Segundo: me gustaría saber qué vio el autor de la guía desde la playa, porque en el extremo de la acrópolis (que es lo que toca a la playa) solo se ven las pocas columnas que los arqueólogos pusieron en pie. Mi única conclusión posible es que el señor de Lonely Planet que escribió sobre las ruinas de Selinunte no ha puesto el pie en ellas. Si esto lo sumamos a la desidia de los gestores del patrimonio arqueológico, se puede decir que las ruinas de Selinunte son un autentico bluf.

Ruinas de Selinunte

Lo que me molesta de visitar algunas ruinas arqueológicas es que muchas no incluyen un mapa del recorrido con la entrada, ni tan solo ofrecen la posibilidad de pagar visitas guiadas para grupos. Además, los carteles explicativos en las áreas son casi siempre inexistentes. Eso sí, «pase y page 6€ por ver estas piedras viejunas tiradas por el suelo, no le explicaré nada de ellas, que para eso están los libros de la librería de turno a un módico precio, pero si no quiere cansarse le pondré un carrito para que la lleve por 12€». A esto lo llamo yo «la tiranía del viaje organizado, si vas por libre te aguantas».  Y no me digáis que Italia tiene tanto patrimonio que no puede mantenerlo cuando en países mucho más pobres ofrecen muchísimos servicios a la hora de visitar sus recursos arqueológicos como en Prambanan y Borobudur en Indonesia o en cualquiera de las ruinas mayas de México.

Una auténtica pena, sobre todo si tenemos en cuenta que Selinunte llegó a ser una de las ciudades más importantes del mundo helenístico y que además llegó a tener más de 100 000 habitantes.

Las ruinosas ruinas de Selinunte

Al salir, volvimos a adoptar la técnica Elisabeth Gilbert, y preguntamos a unas empleadas del museo si nos podía recomendar un restaurante donde comer bien (que no caro) y nos recomendó el restaurante Pierroto en la playa de Selinunte. Llegar allí es fácil, porque nada más salir de las ruinas hay carteles que destacan algunos restaurantes del pueblo, incluido este. El restaurante Pierroto tiene vistas al mar y la comida está muy bien. Yo me pedí unos casarecce alla Norma (con tomate, berenjena y queso parmesano) llamados así en honor de Vincenzo Bellini. Mi compañero se pidió un cuscús de marisco, plato típico de la provincia de Trapani.

Cassarce alla Norma Selinunte

Tras la comilona, pusimos rumbo a Agrigento, donde teníamos previsto pasar la noche, pero de camino paramos en la Scala dei Turchi, a una hora de Selinunte. La Scala dei Turchi es una roca blanca de piedra caliza con forma sinuosa al lado del mar. La erosión ha hecho que acabe siendo como una plataforma ascendente que destaca en contraste con el azul del mar. Es muy bonito y vale la pena subir hasta lo alto para sentarse allí y disfrutar de la brisa marina y el azul infinito del mar. Lo malo es que si se va en verano debe ser totalmente imposible aparcar en la estrecha carretera que te lleva hasta allí.

Scala dei Turqui

A veinte minutos de la Scala dei Turchi está uno de los emplazamientos más turísticos y por tanto más caros de Sicilia: Agrigento. Aún recuerdo bien nuestra llegada a la ciudad, porque la carretera de acceso al centro cruza justo por el medio del Valle dei Templi y es surrealista estar conduciendo entre las ruinas. Es como si estuvieras en medio de la época helenística pero conduciendo tu coche, es muy raro. Dormir en Agrigento es muy caro y para ahorrar un poco de dinero decidimos pasar la noche en un bungalow que hay en el pueblo de San Leone (llamado también playa de Agrigento). En la web vimos que el bungalow sin baño salía por 34€ la noche, pero al llegar allí nos dijeron que teníamos que pagar 40€, que por Internet era un precio especial. Es la primera vez que hemos viajado sin haber reservado los hoteles antes, e incluso sin tener la ruta marcada y me arrepentí un poco. Semana Santa es temporada alta en Sicilia y es difícil encontrar sitios buenos, bonitos y baratos. Además, lo mejor de Sicilia es intentar alojarse en alojamientos de agroturismo y, si no los reservas con tiempo, es complicado encontrar habitaciones sobre la marcha.

Camping Valle dei Templi Agrigento

A pesar de que la guía Lonely Planet también recomienda visitar la Agrigento moderna, yo no le encontré el encanto medieval que se supone que tiene.

Por la noche volvimos al camping y a escasos 500 metros de la entrada había una pizzería que hacía pizzas para llevar. Estaba regentaba por la típica familia italiana. La que te viene a la cabeza cuando piensas en una. La pizza (4€) nos la comimos en el bungalow y estaba deliciosa. Al día siguiente, íbamos a visitar una de las ruinas más impresionantes de Sicilia: el Valle dei Templi.

 

A tener en cuenta:
Para aparcar en la zona azul de Agrigento hay que comprar un boleto de una hora en los quioscos, rascar la hora en la que se ha dejado el coche y poner el boleto a la vista en el coche, ya que no hay máquinas donde pagar la zona azul.

Datos de interés:
1. Barca para ir a la isla de Mozia: 5€ i/v.
2. Museo Whitaker: 9€ entrada infantil: 5€. Abren de 9 a 18 horas.
3. Ruinas de Selinunte: entrada 6€.
4. Restaurante Pierrotto. Marinella de Selinunte. Cuscús: 11€, ensalada caprese: 6,50€, casarecce alla Norma: 8€.
5. Camping Valle dei Templi. Bungalow sin baño: 40€, si se reserva por Hostelworld sale más barato que directamente allí.
6. Pizzería La rotonda: pizzas para llevar de 4 a 6€.

Salinas de Mozia Trapani

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12 comentarios

  1. Míriam 12 diciembre 2011
    • Isabel (Diario de a bordo) 18 diciembre 2011
  2. Purkinje (mapaygps) 12 diciembre 2011
  3. Azuki 12 diciembre 2011
  4. moonflower 12 diciembre 2011
    • Isabel (Diario de a bordo) 18 diciembre 2011
  5. M.C. 12 diciembre 2011
  6. José Carlos DS 14 diciembre 2011
    • Isabel (Diario de a bordo) 18 diciembre 2011
  7. Fran Soler 15 diciembre 2011
    • Isabel (Diario de a bordo) 18 diciembre 2011

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