Excursión a las ruinas de Tulum y al Gran Cenote

Ese era nuestro último día entero en Tulum y, de acuerdo con los pronósticos, el día se levantó con claros y nubes. En la agenda teníamos visitar los highlights de Tulum: las ruinas mayas y algún cenote de los muchos que hay por la zona. Para llegar a la zona de las ruinas desde la parte «eco-chic» de Tulum se puede alquilar una bicicleta o ir en taxi. Nosotros nos decantamos por el taxi porque si llovía, como parecía que iba a ocurrir más tarde, no apetecía ir en bici.

Al llegar a la entrada, nos encontramos con un montón de gente saliendo de las ruinas. Las instalaciones en la entrada eran nuevas y muy completas. Había una tienda, guías oficiales, baños y lavapiés. Las ruinas de Tulum estaban aún habitadas cuando los españoles llegaron a México y, a pesar de que arquitectónicamente no sean las más espectaculares de todo el mundo maya, vale la pena visitarlas por su enclave, ya que están situadas justo en la playa.

Ruinas de Tulum

Todo el recinto está muy bien conservado, pero al principio tenía la sensación de estar en Port Aventura y parecía que fuera a encontrarme la entrada del Tutuki Splash por allí en medio. Tal vez se debiera a las zonas ajardinadas y a la multitud de caminitos que te llevan de un lado a otro. O puede que fuera porque había mucha gente, mucho turista; demasiado para mi gusto (qué le vamos a hacer, una se acostumbra a lo bueno).

Ruinas de Tulum

Una de las cosas que hace que la visita a estas ruinas sea especial es el poder bañarse en la pequeña cala que hay dentro del recinto y ver las ruinas desde el agua turquesa. Hay que decir que es bastante espectacular, aunque ese día el mar estaba un poco picado y había mucho oleaje. Y en ese preciso momento, en el mismísimo Mar del Caribe, me di cuenta de tres cosas:

1. Soy mujer de piscina.
2. No soporto las playas de arena fina.
3. Sin gafas no veo un carajo.

Ruinas de Tulum

Qué triste llegar al Caribe para darte cuenta que no te gusta la playa, o al menos ESA playa. Porque sí, sí, era muy bonita. De postal. Pero la arena era tan fina que cuando entrabas en el agua, se te metía por todos los recovecos del bañador y, aunque te ducharas, la condenada no acababa de salir nunca. Encima, para colmo, como el viento soplaba mucho, a la que salías del agua te convertías en una croqueta andante porque el aire arrastraba la fina arena y se te acababa enganchando por todo el cuerpo. Son este tipo de cosas las que no te imaginas cuando ves las fotos del catálogo de la agencia de viajes.

Ruinas de Tulum

Después de salir de las ruinas convertidos en croquetas, decidimos ir a un cenote (piscina natural) para darnos un baño e intentar librarnos de toda esa arena pegajosa. En la salida había taxis esperando y, como dudábamos entre ir al Gran Cenote o al Cenote Cristal, le pedimos consejo al taxista. El hombre nos dijo que el Gran Cenote tenía vestuario para cambiarse y que, al ser más turístico, estaba mejor preparado. La verdad es que la idea del vestuario es lo que nos hizo acabar de decidirnos y le pedimos que nos llevara allí, haciendo una parada en el camino para sacar dinero de un cajero.El taxista nos llevó a una oficina del BBVA cerca de un gran supermercado. En el cajero había un señor norteamericano sacando dinero y, cuando acabó, se me acercó para publicitarme las excelencias de su restaurante. Me dio una tarjeta y se fue muy contento pensando que quizás había ganado un nuevo cliente, pero se fue tan happy, que cuando fui a sacar dinero del cajero vi que se había olvidado allí la tarjeta de crédito. Salí tras él, pero el hombre se había esfumado en cuestión de segundos. Así que, dando ejemplo de ciudadana modelo, entré en la entidad y entregué la tarjeta para que no cayera en malas manos. Mi buena acción del día.

Gran Cenote Tulum

Cuando finalmente llegamos al Gran Cenote, nos llevamos un pequeño susto al ver el precio de la entrada: 100 pesos por persona (6€). Malo, ya nos habíamos acostumbrado a los precios del Yucatán y no nos esperábamos que costara tanto, pero ya que estábamos allí y que habíamos tenido que coger un taxi para llegar, pagamos algo resignados y entramos.

Este cenote es diferente a los dos que habíamos visitado anteriormente. Casi el 80% está al aire libre y cubierto parcialmente por vegetación. La gracia de este cenote es que si te gusta el submarinismo, puedes alquilar un equipo y adentrarte en sus cavernas. En mi caso, si ya me da yu-yu malo hacer submarinismo en aguas abiertas, no queréis imaginaros el mal rollo que me dio pensar hacerlo en una cueva subacuática.

Gran Cenote Tulum

El agua del cenote estaba fría y el baño nos sentó muy bien. Me tiré al agua en una parte que estaba descubierta y vi que unos metros más allá se podía ir nadando por una gruta bastante amplia que conectaba con otra parte al aire libre. Y allí, flotando en medio de pececitos, me di cuenta de que soy mujer de cenotes. Me encantan. Que se quiten las playas y las palmeras, no hay nada como un cenote para refrescarse.

Al salir del agua, me senté en uno de los bancos que había y, no sé por qué, me quedé mirando embobada cómo un hombre se ponía repelente de mosquitos. Éste se percató de que lo observaba mientras se dedicaba a esa tarea tan mundana y me comentó:

―Es para los moscos. (mosquitos)

Gran Cenote Tulum

Y empezamos a hablar. Estaba con su mujer y sus hijos de vacaciones. Eran de Tulum y estaban aprovechando para visitar varios lugares de la zona. Sin darme cuenta, el hombre empezó a enseñarme las fotos de lo que habían visitado los últimos días y nosotros le comentamos la ruta que estábamos haciendo. La verdad es que toda la gente mexicana que nos encontramos durante el viaje fue muy amable y con ganas de entablar conversación.

A las tres de la tarde, salimos a la entrada del cenote para ver si había algún taxi que nos llevara a comer al pueblo, pero allí no había nadie. Además, el cenote está bastante lejos del pueblo, en medio de la nada, y con una carretera por la que circulan vehículos a toda velocidad. Allí, bajo una solana y un calorazo insoportables, estuvimos esperando a que pasara algún taxi y, al final, tras diez minutos, apareció uno en la lontananza.Le pedimos al taxista que nos llevara a un restaurante llamado el Camello Jr., que está a las afueras de Tulum, porque nos lo había recomendado Tanya.

Gran Cenote Tulum

El Camello es un restaurante muy auténtico y en él puede verse a los autóctonos disfrutando del pescado fresco y el marisco que se sirve. Sentaditos en las mesas exteriores, nos comimos un pescado a la veracruzana y unos calamares a la plancha. Al acabar, fuimos andando un rato por la extensa calle que cruza Tulum y luego paramos un taxi para volver al hotel. Al llegar, me di cuenta de que, pese a haberme puesto crema solar y que había estado nublado durante medio día, había conseguido quemarme la piel. De hecho, no es que me hubiera quemado, es que me había puesto gamba o, como digo de los guiris que visitan Barcelona: british-bacon. ¡Ole! ¿Qué más? ¿Es que no tenía suficiente con todo lo que ya tenía? Hagamos un recuento de daños:

1. Gastroenteritis de caballo gracias a una ameba y a una bacteria.
2. Diversas picaduras de mosquito/moscos.
3. Un chichón del tamaño de Cuenca.
4. Bronceado tipo gamba.

Gran Cenote Tulum

Aún nos quedaban 48 horas en el país y a ese paso realmente no sabía como acabaría llegando a casa…

Datos de interés:
Gran Cenote: entrada 100 pesos (6 euros). Horario de 8 a 18 horas.
Restaurante el Camello Jr: calamares a la plancha: 90 pesos (5,4 euros). Filete de pescado a la veracruzana: 80 pesos (4,80 euros). Chelada: 20 pesos (1,20 euros).
Encontrarás más datos en la mini guía del viaje al sur de México. ¡No te la pierdas!

17 comentarios

  1. Viajero 2 10 agosto 2010
  2. makavelik 10 agosto 2010
  3. Isabel 10 agosto 2010
  4. MO 11 agosto 2010
  5. Viajero 2 11 agosto 2010
  6. Isabel 11 agosto 2010
  7. MO 11 agosto 2010
  8. Isabel 11 agosto 2010
  9. Iker 11 agosto 2010
  10. Isabel 11 agosto 2010
  11. Ricard 12 agosto 2010
  12. Isabel 12 agosto 2010
  13. El Especialista Mike 12 agosto 2010
  14. Isabel 12 agosto 2010
  15. José Carlos DS 12 agosto 2010
  16. Isabel 13 agosto 2010
  17. Pier 18 junio 2012

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