Llegada a San Cristóbal de las Casas

Dicen que la carretera que va de Palenque a San Cristóbal de las Casas es un trayecto infernal de curvas y badenes de unas seis horas de duración, pero, si os soy sincera, apenas lo recuerdo. Pero como dijo Jack el Destripador: «vayamos por partes».

Esa mañana me las prometía muy felices yo: hasta las once no salía nuestro bus hacía San Cristóbal de las Casas y, como la excursión a caballo por el Parque Nacional de Palenque quedó abortada porque como mínimo hacen falta 4 horas que no teníamos, decidí dedicar la mañana a dormir y descansar. Pero ¡ah!, mi cuerpo humano tenía otros planes para mí ese día. A las seis de la mañana me desperté con ganas de ir al baño, una costumbre muy mala que mi cuerpo tiene siempre que estoy de viaje. Nada fuera de lo normal hasta ese momento, pero en el intervalo de dos horas empecé a ir tan regularmente que al final no quedó ningún resto de alimento en mi organismo.

San Cristóbal de las Casas

Pues mal, estaba muy mal. Fui a hacer el check-out y, hablando con Margarita, le expliqué mi tesitura. Que nada, que esto es lo más normal del mundo. Me dio una pastilla para ayudarme y me fui, pero ya era demasiado tarde: mi cuerpo expulsaba cualquier ingesta en cuestión de segundos. Como pude, llevé la maleta a rastras hasta la entrada de El Panchán para subir al colectivo en dirección a la estación de autobuses. Allí me acerqué a una farmacia y expliqué mi situación, en busca desesperadamente de alguna solución.

―Pues para su caso podría tomar Hemezol, Cefixima o Loparamida.
―(¿en cristiano?, no soy farmacéutica y no conozco los términos de los medicamentos).

San Cristóbal de las Casas

Al final me compré unas pastillas que me dijo que me ayudarían a combatir los virus y volví a la estación. Hacía muchísima calor y todo el agua que bebía la expulsaba en cuestión de segundos. Mi compañero se quedó facturando las maletas (en los buses de primera, cuando dejas la maleta, te dan un resguardo que has de presentar para recogerla) y cuando empecé a subir los peldaños del autobús, de repente tuve un fundido en blanco y creo que no me desmayé de milagro. Como pude, fui hasta el asiento más cercano al baño y caí en la butaca K.O. Poco recuerdo del camino, sólo que hacía mucho frío y que estaba cubierta con una manta de viaje. También que un señor anglo-hindú se sentó detrás mío porque en la parte delantera hacía mucho calor y el pobre hombre al verme con la manta se pensó que todo el aire acondicionado estaba concentrado en la parte trasera.

San Cristóbal de las Casas

Obviamente, el trayecto se me pasó volando y, por suerte, al no quedar nada dentro y no ingerir nada, no tuve que ir al baño. Menos mal, porque con las curvas dudo que hubiera sido fácil atinar. Al llegar a San Cristóbal, la temperatura cayó en picado comparado con Palenque. Debíamos estar a unos 15ºC y había llovido. Al bajar del autobús, Laura me preguntó cómo me encontraba y la mujer del hombre anglo-hindú me dijo que su marido era digitopuntor y que si lo hubiera sabido me hubiera tratado durante el trayecto. De hecho, mientras esperaba con Laura a que mi compañero recogiera las maletas, la mujer vino con su marido y éste me estuvo haciendo digitopuntura durante un rato en la mano izquierda. Y la verdad es que funcionó, no en el sentido de cortar la diarrea, sino que, al acabar, tuve que ir corriendo al baño para expulsar lo que quedaba.

Para nuestra estancia en San Cristóbal de las Casas habíamos reservado una habitación en el Bela’s B&B. Subimos a un taxi y en escasos diez minutos nos dejó en la puerta. San Cristóbal es diferente: casas bajas pintadas con colores muy luminosos, aceras con bordillos enormes y una niebla que cubre la cima de las montañas más cercanas, lo que hace que te preguntes si realmente estás en el mismo país que unas horas antes. Bela Wood, la propietaria del B&B, nos recibió como si fuéramos de su familia. Al llegar nos sentamos en la cocina-comedor y estuvimos charlando. Bella es de Los Ángeles y por cosas del destino acabó viviendo en México.

La verdad es que nunca podré agradecerle lo suficiente el trato que nos ofreció, ya que nos dio libre disposición de la cocina para poderme preparar arroz hervido, pan tostado y manzanillas siempre que las necesitara. Eso fue todo un qué encontrándome en la situación en que estaba. Sin más dilación me fui a la cama. Tenía fiebre y sólo tardé segundos en cerrar los ojos y dar la bienvenida a otro día muchas horas más tarde.

DÍA 8 
Pues no era muy tarde cuando me levanté y no tenía fiebre, pero no estaba del todo bien. Salimos al comedor y Teresa estaba preparando el desayuno. Todo tenía una pinta deliciosa, pero nada de ello le estaba permitido a mi dolorido estómago, así que le pedí si me podía preparar otra racioncilla de arroz hervido. Bela me comentó que conocía a un gastroenterólogo muy bueno y serio que tenía consulta cerca de allí y que, si quería, me podía concertar una cita. La verdad es que se lo agradecí. Para estas cosas soy muy pragmática, si no me encuentro bien voy al médico sin dudarlo. Además, los síntomas que tenía eran demasiado fuertes como para tener la esperanza de solucionarlo con un poco de arroz hervido.

San Cristóbal de las Casas

A las doce tuvimos visita con el doctor Roberto Lobato, un hombre de mediana edad muy serio. Su consulta era sobria e impoluta. Me preguntó los síntomas y me estuvo palpando el estómago y auscultando. Luego, muy seriamente, me dijo:

―Por los síntomas, diría que usted puede tener una bacteria o una ameba.
—(¡Cielos!, ¿se puede tener eso en el estómago?)
—Personalmente, no me gusta recetar antibióticos sin saber exactamente qué bacteria hay que tratar, así que como usted estará en la ciudad hasta el martes, le haremos un cultivo de tres días. Lo ideal sería que fuera de siete, pero esperemos que en el de tres salga la bacteria que es. Vaya al laboratorio que hay en la primera planta y lléveles una muestra de popó.

San Cristóbal de las Casas

Y cuando dijo la palabra popó, no sé cómo me aguanté la risa porque me entraron unas ganas enormes de desternillarme yo sola. Con lo serio que era el médico y me hablaba como si fuera un bebé. También me dijo que dejara de tomar antibióticos. Pero, ¿cómo?, ¿estaba tomando antibióticos? Y es que las pastillas que me habían dado anteriormente era antibióticos, ya que en México se venden los antibióticos sin receta en las farmacias, porque mucha gente no se puede permitir pagar el médico y luego los medicamentos, que son bastante caros.

San Cristóbal de las Casas

Tras hacer todo lo requerido, me tomé un par de pastillas de Loparamida que me había recetado el médico (aquí también conocido como Fortasec, aunque de eso me enteré luego, porque si no, no me hubiera tomado tres pastillas de golpe) y obvié tomarme el suero porque tenía nefastos recuerdos de cuando una vez me lo tuve que beber en Barcelona. Fuimos a buscar algún sitio en el que poder comer algo aceptable para mi estómago y entramos en un restaurante que nos recomendó Bela situado en el andador de la avenida 20 de noviembre (calle peatonal).

San Cristóbal de las Casas

El restaurante La Paloma es muy pijales y tiene comida mexicana e internacional. Yo me pedí una pechuga a la plancha y mi compañero el plato más raro de la carta. Tras comer, volvimos al B&B y me fui directa a la cama porque me había vuelto la fiebre. Mientras me metía en ella rezaba para que al día siguiente no tuviera que pasarme otro día sin hacer nada.

A tener en cuenta:
Siempre que viajo voy con un seguro de viaje. La verdad es que, por suerte, ésta ha sido la primera vez que lo he usado y, por suerte otra vez, por nada grave. Pero es realmente recomendable ir cubierto porque cualquier percance te puede arruinar el viaje y la cuenta corriente literalmente. Esta vez contratamos el seguro de Worldnomads a través de la web de Lonelyplanet.com. Nos costó 75€ por persona y, a diferencia de muchos seguros, te cubre el 100% de los gastos. En cuanto volvimos, hicimos la reclamación y en cuestión de semanas nos devolvieron el dinero. Lo malo es que lo contratas con una compañía de Dinamarca y todas las gestiones las hemos hecho en inglés, lo cual puede ser un problema si no se habla el idioma.

San Cristóbal de las Casas

Datos de interés:
Bus de Palenque a San Cristóbal de las Casas: 140 pesos (8,40€). Salidas a las 02.35h, 03.35h, 05.35h, 07.15h, 09h, 09.35h, 11.40h, 14.10h y a las 23h. El trayecto lo cubre en unas cinco o seis horas o peor dependiendo del estado de la carretera. Es recomendable no comer nada dos horas antes de subir y no volver a comer hasta llegar al destino.
Taxi de la estación de autobuses al Bela B&B: 25 pesos (1,5€)
Bela’s B&B: calle Dr. Navarro, 2 (barrio El Cerrillo). San Cristóbal de las Casas. Habitación doble con baño y desayuno completísimo: 70$
Doctor Roberto Lobato. Calle Guadalupe Victoria, 29. Consulta 500 pesos (30€), cultivos: 250 pesos (15€), el laboratorio está en el mismo edificio que el médico.
Lorapamida (Fortasec): 19,50 pesos (1,17€)
Restaurante La Paloma: avenida 20 de noviembre a dos bloques de la Plaza Central. Caldo tlalpeño: 35 pesos (2,10€), salmón en salsa de güitlacoche: 155 pesos (9,30€) y pollo a la plancha: 95 pesos (5,4€).
Encontrarás más datos en la mini guía del viaje al sur de México. ¡No te la pierdas!

11 comentarios

  1. Almudena 9 julio 2010
  2. makavelik 9 julio 2010
  3. míriam 9 julio 2010
  4. Glorien 9 julio 2010
  5. MO 9 julio 2010
  6. MO 9 julio 2010
  7. Isabel 9 julio 2010
  8. Jason 9 julio 2010
  9. Lidia Sanchez 9 julio 2010
  10. Isabel 11 julio 2010
  11. Maca 21 abril 2019

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