Excursión a Yoshinoyama: la montaña de los 30.000 cerezos en flor

En la prefectura de Nara entre las rutas sagradas de la península Kii hay una montaña que en primavera se convierte en un punto de peregrinación para ver los cerezos en flor. El monte Yoshino, o Yoshinoyama, es una montaña sagrada que tiene plantados treinta mil cerezos de siete variedades diferentes. A este enclave único durante el hanami hicimos una excursión de un día desde Kyoto. Acompañadnos al mejor lugar de Japón para ver el hanami: Yoshinoyama.

Cómo ir a Yoshinoyama

Desde Kyoto la mejor forma de ir a Yoshinoyama es con la línea de tren Kintetsu (no está incluida en el Japan Rail Pass). Nosotros optamos por la versión económica del tren. Así que en la estación de Kyoto tomamos un tren de cercanías hasta Kashiharajingumae y allí tomamos otro tren de cercanías hasta Yoshinoyama (1230¥). A pesar de ser jueves, el tren se llenó hasta los topes en Kashiharajingumae y hasta Yoshinoyama tuvimos que viajar de pie durante casi una hora.

Itinerario por Yoshinoyama

Una vez llegamos a la estación de Yoshinoyama todo el mundo bajó en tropel del tren. Estábamos en la parte baja de la montaña (Shimo Senbon) y había que subir hasta las partes más altas. Para hacerlo se puede hacer en autobús, que te deja en la zona de Naka Senbon, o en el teleférico te deja en la parte baja de Naka Senbon. Ambos cuestan 360¥. La cola para tomar el autobús era infinita, así que escogimos el teleférico. La cola era también muy larga, pero parecía que iba más rápida y además me hacia ilusión ver la panorámica de Yoshinoyama desde lo alto.

Cuando bajamos del teleférico nos hayamos en la parte inferior de Naka Senbon y tocaba ascender la calle principal. La cuesta era bastante empinada y estaba flanqueada por tiendas de recuerdos y algunos restaurantes. Todos vendían todo tipo de comidas y bebidas sabor a «sakura». Además, esa zona de Yoshinoyama es famosa por albergar dos templos: el templo Kinpusenji y el santuario Yoshimizu.

El templo Kinpusenji es el más famoso de Yoshinoyama, y uno de los más importantes no solo de la zona sino del budismo ascético, ya que es el cuartel general de esta rama del budismo. El templo Kinpusenji fue fundado por En no Gyôja, creador de la secta Shugendo del budismo. Esta secta venera la naturaleza y las montañas, y sus monjes entrenan mente y cuerpo recorriendo senderos de montaña y de peregrinación como el Kumano Kodo. La estructura principal del templo Kinpusenji es el Zao-do, una de las estructuras más altas de Japón tras el Todaiji de Nara. Dentro del Zao-do está la estatua Zao Gongen, el feroz ser de piel azulada que protege las montañas sagradas de Nara. Zao Gongen es una de las deidades más importantes del Shugendo y esta estatua tiene 1300 años, así que las enormes colas para verlo eran de esperar.

Cerca está el santuario Yoshimizu, famoso por tener uno de los miradores más espectaculares de Yoshinoyama. Además, aquí fue donde Toyotomi Hideyoshi, unificador de Japón, montó una gran fiesta en 1594 para que sus 5000 invitados pudieran disfrutar durante varios días del hanami en Yoshinoyama.

De hecho, las visitas de Hideyoshi durante el hanami eran bastante comunes y en cada visita donaba tesoros al santuario. Algunos pueden verse todavía. Por ejemplo, un biombo cubierto con pan de oro. La entrada al santuario cuesta 400 yenes pero es realmente recomendable ya que las vistas de los cerezos en flor desde aquí son muy bonitas.

Tras disfrutar de la vista y comprar algunos amuletos en el santuario Yoshimizu, seguimos subiendo por el camino hasta llegar a la zona alta de Kamisenbon. Aquí nos detuvimos en el Hanagayura Viewpoint, debajo de los cerezos a disfrutar de las vistas. De aquí no pasamos, podríamos haber ido al santuario Mikumari, pero preferimos ir bajando tranquilamente por los senderos paralelos.

Para comer, compramos una yakisoba (500¥) en unos yatai que había allí. Este puesto tenía un par de mesas y sillas donde sentarse y comimos la yakisoba allá mismo. Junto con el puesto de yakisoba había otro de bebidas frías, de postres, etc.

Poco a poco fuimos bajando por los senderos y tardamos bastante en llegar a la estación. Especialmente por que a cada paso nos parábamos a hacer fotos o simplemente a disfrutar de las diferentes variedades de cerezos en flor. Si viajáis a Japón durante el hanami jamás de los jamases dejéis de visitar Yoshinoyama.

Podéis encontrar toda la información práctica de este viaje en la guía:
Hanami en Japón: guía del viaje a Japón de 18 días durante la floración de los cerezos