Explorando el Perigord Negro: Monpaxier, Belvès y Limeuil

Y por fin llegaron las vacaciones de Semana Santa. ¿No se os han hecho eternos estos tres meses? A mí sí. Aunque en realidad la semana se queda en solo cuatro días…

Al solo tener 4 días y, sabiendo que los vuelos están imposibles para esas fechas, buscamos un destino cercano al que pudiéramos llegar en coche. El enclave escogido para hacer una escapada con amigos fue el Perigord negro en Francia. El Perigord negro está a unas seis horas en coche de Barcelona y es famoso por su gastronomía y por tener una gran concentración de los denominados «pueblos más bonicos de Francia». Así que el mismo jueves, en cuanto todos finalizamos nuestras jornadas laborales, pusimos rumbo allí.

Puente de Cahors

Puente de Cahors

Para evitar tener que estar conduciendo hasta altas horas de la noche, decidimos reservar una noche en un hotel de Toulouse, al que teníamos previsto llegar sobre las once de la noche. ¡Ah! Pero he aquí nuestra sorpresa cuando llegamos al hotel a la hora indicada y la recepción estaba cerrada a cal y canto. ¿Qué hacemos? Nerviosismo e inquietud. ¿Buscamos un hotel cercano? ¡Pero está todo cerrado! ¿Nos tocaría dormir toda la noche en el coche? Pero tranquilidad grumetes, qué no panda el cúnico, que para eso se ha inventado el GPS y para eso estamos en Francia, país preparado como pocos. Miramos en el GPS y en las cercanías había un hotel Formula 1. Básico, funcional y limpio. Llegamos a éste y estaba cerrado. Pero por suerte había un interfono y salió un empleado a abrirnos la reja del aparcamiento. Era casi la una de la mañana y nos metimos en la cama, cansados y sabiendo que en unas horas seguiríamos el viaje.

Plaza de Monpazier

Plaza de Monpazier

A las nueve y cuarto nos picaron a la puerta Jordi y Míriam. En diez minutos cerraban el garito del desayuno buffet. ¡Ah! Que estábamos en Francia y aquí el aperitivo se hace a las diez de la mañana… Me vestí y limpié la cara en cuestión de segundos y salimos a desayunar. Por suerte, la señora que regentaba el garito se apiadó de nosotros y nos dejó desayunar tranquilamente y disfrutar de ese pan francés que merecida tiene su fama.

Plaza de Monpazier

Plaza de Monpazier

Estábamos en las afueras de Toulouse y aún nos quedaban dos horas para llegar a nuestro destino, pero por el camino paramos en el pueblo de Cahors para visitar su famoso puente fortificado. El puente es muy característico de la época medieval y su construcción finalizó en 1380. La verdad es que no había casi nadie por allí, y tras dar un paseo volvimos al coche y proseguimos la marcha hasta Monpazier.

Plaza de Monpazier

Monpazier fue el primero de los pueblecitos monos que visitamos. Toda la zona está salpicada de pueblos medievales fortificados, con casas construidas con arenisca y postigos de madera pintados de colores en las ventanas. Pero en Monpazier lo que más destaca es su plaza. La gracia de éste es que la misma plaza está formada por los edificios que la rodean y que en las esquinas estos tienen unos milímetros de separación. Como ya era tarde para los estándares franceses en lo relativo a la hora de comer, decidimos comer en un restaurante de la misma plaza de Monpazier. El menú de dos platos sin postre nos costó 16 euros y aunque estaba bueno, sabiendo lo que nos depararía los siguientes días, acabó siendo poco espectacular. Tras comer, deambulamos un rato sin rumbo por las calles para bajar la comida, hasta que volvimos al coche y fuimos dirección a Belvès.

Belvès

Belvès

Belvès está en la ladera de una montaña y está a 15 minutos en coche de Monpazier. En Belvès destacan sus campanarios y las «habitaciones trogloditas» que, a pesar del nombre, son unas grutas que se acondicionaron para vivir en el siglo XIII. Sin embargo, estaban cerradas porque para poder visitarlas hay que solicitar hora y nosotros no lo hicimos. Lo que sí hicimos fue entrar en ell hospital de Belvès. No porque alguno de nosotros estuviera enfermo, sino porque el hospital está en un antiguo edificio con impresionantes vistas al valle del Nauze. Paseamos arriba y abajo, y al final entramos en una boulangerie a comer algo dulce. Y a mí se me iban los ojos. Todo tenía tan buena pinta, que finalmente decidí comerme un mítico croissant. ¡Buenísimo!

Belvès

Como era media tarde y no queríamos repetir la mala experiencia de la noche anterior, nos fuimos al hotel donde teníamos reservada una habitación esa noche. Nuestra idea era pasar todas las noches del Perigord en un mismo hotel, pero en el que queríamos no tenían todas las noches libre y tuvimos que reservar una en otro hotel, en el Hôtel du Château, que recibe el nombre por estar en frente del castillito de Campagne. La habitación del hotel era bastante «colorida» y además la nuestra estaba recién pintada, con lo que nos tocó dormir con el tufo a pintura toda la noche. Tras hacer el check-in, y reservar cena para las 19h, –bueno, podéis cenar a las 19.30h-, fuimos a visitar el último pueblecito de la jornada: Limeuil.

Limeuil Perigord

Limeuil

No nos resultó fácil llegar a Limeuil, ya que un desprendimiento de tierras tenía cortada la carretera principal y tuvimos que llegar por una carreterilla por donde, a mí parecer, solo debían transitar cabras y/u otros animales de pasto. Limeuil, como los anteriores, era un pueblo medieval en lo alto de una colina, y desierto. Es famoso por los jardines del castillo de Limeuil, desde donde se puede ver cómo el río Dordoña y el río Vézère se unen. Sin embargo, justo cuando llegamos a la puerta, lo estaban cerrado y no lo pudimos ver. Lo mejor de todo fue caminar por las calles desiertas y descubrir rincones preciosos.

Limeuil Perigord

Limeuil

A las 19.30h llegamos puntualmente al hotel para cenar. Al hacer el check-in nos habían preguntado si queríamos cenar allí, y que tenían un menú por 12 euros. Y como el precio nos pareció atractivo le dijimos que sí. Pero cuando bajamos al restaurante y nos dieron las cartas, el menú más barato valía 20 euros. Entonces le preguntamos a la camarera y nos dijo que el de 12 euros era en el bar (brasserie) y nos acompañó hasta allí. Era un bar pequeño y el menú de 12 euros consistía en un plato, bebida y postre. Yo me pedí una ensalada de cabecou (queso de cabra tibio) que estaba buenísima. La mejor que he comido hasta la fecha, pero lo que tenía Míriam en el plato también tenía muy buena pinta así que le dije:

— Te cambio un cabecou por un rillette.

— ¡Hecho!

Perigord comida

Rillette

El rillette es un paté de cerdo y pato que juntamente con el pan francés está de muerte. La verdad es que, para ser un bar, cenamos muy bien. Y aunque me temía que los platos serían escasos en cuanto a comida, eran unas raciones muy grandes.

Satisfechos, subimos al hotel a ducharnos y a dormir pronto, ya que al día siguiente seguiríamos con nuestra ruta francesa.

Perigord comida

A tener en cuenta:
El hotel que nos dejó tirados por la noche fue el Apartahotel du Parc, reservado a través de Hostelworld. Después de reclamar, no nos cobraron la noche, pero los 10 euros de depósito de la reserva que pagamos en Hostelworld los hemos perdido, porque básicamente poner una reclamación en Hostelworld parece misión imposible.

Monpazier:mercado de productos locales los jueves por la mañana en la plaza. La oficina de turismo está en la misma plaza. Visitas guiadas en grupo con reserva previa en la oficina de turismo. También hay visitas individuales con audioguía que se puede alquilar en la misma oficina de turismo. Reservas:ot.monpazier@perigord.tm.fr.

Belvès:sábado por la mañana mercado en la plaza que es del siglo XV. Visitas guiadas todos los días a las 10.30 – 11.15 – 12 – 15 – 15.45 – 16.30 – 17.15 – 18 h. Con reserva previa en la oficina de turismo: belves@perigord.com

Limeuil:mercado el domingo por la mañana. Jardines panorámicos de Limeuil: de 10h a 13.30h y de 14h a 18h los meses de abril, mayo, junio septiembre y octubre. Julio y agosto de 10 a 20h.

La mejor manera de moverse por la zona es en coche. Las autopistas son de pago, pero en ellas hay muchas áreas de servicio y hoteles. Además, todos los pueblos disponen de un aparcamiento normalmente gratuito, una oficina de turismo y baños públicos limpios y gratuitos, facilitando así la visita.

Otra cosa que me sorprendió gratamente fue que, para ser Francia, el comer es relativamente económico. Al menos, bastante más que en Barcelona. Podíamos encontrar menús entre 10 y 25 euros dependiendo de los platos. El menú que me costó más caro salió por 20 euros y era de cinco platos incluyendo foie y magret de canard con salsa de trufas.

Lo mejor de todo fue que, a pesar de ser Semana Santa, era temporada baja en la zona, así que apenas nos encontramos gente por los sitios.

Los horarios de las comidas y cenas son bastante diferentes de aquí. Se desayuna antes de las 9, se come sobre la una del mediodía y se cena sobre las siete de la tarde. Si uno se salta estos horarios se arriesga a no comer, sobre todo en los pueblos pequeños.

Perigord Negro

Datos de interés:
Peajes de Barcelona a Cahors: 40,01 euros.
Hotel Formula 1 Montauban
: habitación doble sin baño propio 29,30 euros. Desayuno buffet: 3,70 euros (hasta las 9.30 am).
Cafetería MG Monpazier. Plaza de Monpazier. Menús dos platos sin postre: 16 euros.
Hôtel du Château: habitación doble sin desayuno: 55 euros. Cena en la brasería/bar del hotel (no en el restaurante). Menú de un plato más postre y bebida: 12 euros.

20 comentarios

  1. miriam 18 abril 2010
  2. Jaume Radigales 19 abril 2010
  3. Isabel 19 abril 2010
  4. Almudena 19 abril 2010
  5. MO 19 abril 2010
  6. Isabel 19 abril 2010
  7. Elisabet 19 abril 2010
  8. Lidia Sanchez 19 abril 2010
  9. Isabel 19 abril 2010
  10. makavelik 19 abril 2010
  11. MIGUEL NONAY 19 abril 2010
  12. Isabel 20 abril 2010
  13. Sele 20 abril 2010
  14. Isabel 20 abril 2010
  15. makavelik 20 abril 2010
  16. fan 20 abril 2010
  17. Isabel 21 abril 2010
  18. Anonymous 23 mayo 2010
  19. Paco Piniella 26 junio 2011
  20. Isabel 26 junio 2011

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