Excursión a Sarnath y paseo por el Ganges en Varanasi

Me desperté sabiendo que ya había amanecido, pero sin ganas de salir de la cama. Tenía la nariz congelada, lo que indicaba que afuera seguía haciendo la misma temperatura glacial del día anterior. Tras armarme de valor, salí corriendo del saco de dormir y me vestí en un tiempo récord. Esa mañana la ducha quedaba descartada, porque no me apetecía pillar una pulmonía.

Bajamos a desayunar al restaurante de la guest house, con la intención de comer algo rápido e ir a pasar la mañana a Sarnath. Como ya os comenté en el post anterior, la palabra rápido es una de aquellas que te tienes que dejar fuera de la maleta, porque para traernos un té y unos sandwiches tardaron más de 40 minutos. Mientras, hablando con otros huéspedes, nos enteramos que por culpa de la niebla y el frío, los trenes estaban acumulando retrasos de hasta 24 horas. Nos espantamos un poco porque al día siguiente teníamos que coger un tren nocturno hasta Agra de más de 11 horas de duración y el hecho de pensar siquiera que el trayecto pudiera llegar a alargarse más de 30 horas como en los días anteriores no nos gustó nada, la verdad.

Sarnath, India

Después de desayunar fuimos a recepción, donde llevaba esperándonos casi media hora nuestro conductor de tuk-tuk para llevarnos a Sarnath. Cargado con dos bidones de gasolina, nos acompañó serpenteando por las estrechas, sucias y coloridas calles de Varanasi hasta llegar al mercado donde nos había dejado el taxi el día anterior y nos montamos en el vehículo. Fuimos esquivando a todo bicho viviente a la velocidad del rayo mientras el aire gélido nos iba dejando congeladas en la parte trasera. Cuando por fin llegamos, no sentía las orejas, me las tocaba para comprobar que aún estuvieran en su sitio, pero no obtuve respuesta hasta unas horas más tarde.

Sarnath, India

Sarnath está a unos 40 minutos de Varanasi y es uno de los cuatro lugares centrales de peregrinación budista porque aquí es donde Buda dio su primer sermón tras alcanzar la iluminación en Bodhgaya. Aunque pueda parecer obvio, lo que a mí más que sorprendió fue el cambio de ambiente, al pasar de un centro de peregrinación hinduista a un centro de peregrinación budista.

Sarnath, India

En el año 640 antes de Cristo, Sarnath contaba con una estupa de 100 metros de altura y 1.500 monjes vivían en los varios monasterios que había en la zona. Todo aquello cayó en el olvido poco a poco hasta el año 1835, en el que arqueólogos británicos redescubrieron la ciudad. Esa mañana visitamos varios templos y acabamos visitando la estupa Dhamekh, que dice ser el lugar exacto donde Buda predicó el archifamoso sermón. Alrededor de la edificación, decenas de fieles la iban rodeando mientras hacían sus plegarias y en los jardines laterales, otros tantos fieles rezaban de una manera que no había visto nunca hasta entonces. De pie, juntado las palmas, de rodillas y finalmente se estiraban completamente en el suelo para luego volverse a levantar.

Sarnath, India

Por allí estuvimos un par de horas capeando el frío como buenamente pudimos. Mientras volvíamos al tuk-tuk, se me acercó un niño pequeño pidiendo limosna. Lo cierto es que durante el viaje no se me acercó mucha gente mendingando, y eso me sorprendió un poco. Por todo lo que me habían explicado antes de ir, pensaba que la gente se abalanzaría para pedirme dinero, pero no fue el caso. Fui a comprar fruta para darle al niño y a una anciana que también se me acercó, y mientras le daba plátanos al niño, algunos conductores de tuk-tuk me decían riendo: dale también a la mujer, que es pobre. Si a la mujer ya le iba a dar, pero en lugar de decírmelo como si fuera gracioso, podrías también tú darle algo, ¿no?

Sarnath, India

Mi compañera Rita fue de viaje a la India por trabajo hace unos meses y visitó unas ONG que trabajan por la zona del norte. Cuando regresó, volvió destrozada, me dijo que no solamente estaban mal, sino que tampoco hacían nada para remediarlo. Que eso era lo que les había tocado vivir esta vida, y que la siguiente ya sería mejor. Para ella fue muy frustrante, y supongo que justamente era eso a lo que se refería con el señor del tuk-tuk, el niño, la anciana y los plátanos.

Sarnath, India

Regresamos a Varanasi al mediodía, y decidimos no comer nada porque, viendo las prisas que se daban los camareros, sabíamos que se acabaría haciendo de noche y no tendríamos tiempo de hacer un paseo en barca por el Ganges. Mientras paseas por la ribera, constantemente se te acercan barqueros ofreciendo sus servicios por 100 rupias por persona (1,60€), pero parece ser que nosotras teníamos el cerebro congelado, porque lo acabamos haciendo por 150 rupias (2,40€) por persona. Eso, o es que simplemente se nos encogió el corazón al pensar que le queríamos escatimar 80 céntimos por barba al pobre barquero.

Sarnath, India

Nuestro barquero era un chico joven y no muy alto. Iba todo el rato masticando una especie de hierba que le dejaba los dientes rojos y que producía escupitajos del mismo color y a su vez efectos alucinógenos evasorios.

Ganga Varanasi, India

Lentamente, fuimos avanzando hasta llegar al ghat Assi, donde dimos media vuelta para volver al punto de partida. Llegados a ese punto, ya estábamos más relajadas, la música india emanaba a todo volumen del móvil del barquero y nos dejó remar un poco, aunque la verdad es que, en lugar de avanzar, dábamos más vueltas sobre el mismo punto que otra cosa. Poco a poco, fue anocheciendo y las llamas de las piras empezaron a destacar en la oscuridad.

Ganga Varanasi, India

Eran las seis de la tarde y estaba completamente oscuro. Le dimos una propina a nuestro barquero y subimos a la guest-house. Esa tarde teníamos que acabar de decidir si nos la jugábamos e íbamos en tren a Agra sin temor a los retrasos, o si buscábamos una vía alternativa. El avión salía por un pico y la opción de ir en coche nos daba mucha pereza, así que como aquel día no había habido niebla, decidimos arriesgarnos.

Ganga Varanasi, India

Cenamos en el hotel una sopa para entrar en calor, pakoras, arroz frito y curry. Antes de irnos a la cama, nos dimos una ducha suicida en un baño con ventanas sin cristal (al fresco) y acabamos descubriendo que un secador de pelo de viaje puede hacer sus veces de calefactor. ¿No decían que la necesidad agudiza la inventiva?

Varanasi nan y curry

Datos de interés:
Scindhia Guest House
. Habitación triple con baño y balcón: 950 rupias (15,40€). Internet 1 hora: 100 rupias (1,6€).
Desayuno en el restaurante del Scindhia Guest House: jarra grande de té negro: 60 rupias (0,95€), sándwich caliente de tomate y queso: 60 rupias (0,95€), un pancake de banana: 60 rupias (0,95€) y un bol de cereales con leche: 80 rupias (1,30€).
Excursión a Sarnaht en tuk-tuk: 500 rupias (9€). La verdad es que teníamos el cerebro congelado porque podríamos haber contratado cualquier tuk-tuk en la calle por menos, pero lo hicimos con el hotel.
4 dibujos pequeños en Sarnath (los de la primera foto): 350 rupias (5,60€).
Entrada a la estupa Dhamekh: 100 rupias (1,60€).
Paseo en bote por el Ganges durante dos horas: 150 rupias por persona (2,40€)
Cena en el restaurante del Scindhia Guest House: sopa de cebolla: 80 rupias (1,3€), sopa de champiñones: 75 rupias (1,2€), pakoras vegetales: 100 rupias (1,60€), nan de queso: 50 rupias (0,8€), biryani (arroz) con champiñones y queso: 130 rupias (2€), mutter paniani: 130 rupias (2€), infusión grande de jengibre, limón y miel: 60 rupias (0,95€)

13 comentarios

  1. míriam 19 abril 2011
  2. Viajesdeprimera 19 abril 2011
  3. Carme (Mi nombre suena como el karma hindú) 19 abril 2011
  4. Dany 19 abril 2011
  5. Paco Piniella 20 abril 2011
  6. Paula 24 abril 2011
  7. Victor 25 abril 2011
  8. Isabel 25 abril 2011
  9. Victor 26 abril 2011
  10. Inés -Mis viajes por ahí 28 abril 2011
  11. Isabel 28 abril 2011
  12. José Carlos DS 28 abril 2011
  13. Vanessa 27 febrero 2013

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