Sóc fan de Catalunya! Montblanc

Ese sábado nos levantamos pronto sin proponérnoslo y decidimos organizar un plan improvisado. Hacía tiempo que teníamos ganas de ir a la ciudad medieval de Montblanc, así que sin más dilación nos pusimos en marcha.

Montblanc está en la comarca de la Conca de Barberà y está situada a medio camino de todo: a una hora y cuarto en coche de Barcelona, a una hora de Lleida y a media de Tarragona, lo que la convirtió en una ciudad clave durante la Edad Media. La ciudad fue fundada en 1163 por Alfons I el Cast (primer rey de la corona catalanoaragonesa).

Montblanc

Llegamos allí unos minutos antes de las once de la mañana y nos dirigimos directamente a la oficina de turismo, ya que a las once en punto hay una visita guiada a la ciudad. Por suerte, la guía llegó unos minutos tarde y nos dio tiempo de comprar las entradas para la visita.

La visita se inicia en la antigua iglesia de Sant Francesc, que data del siglo XIII y donde actualmente está ubicada la oficina de turismo. La iglesia pertenecía a un antiguo monasterio que estaba situado a las afueras de la muralla. Actualmente, la iglesia se usa como sala polivalente para diferentes usos del pueblo y, de hecho, cuando nosotros estuvimos aún tenía los restos de una fiesta que se había organizado allí la noche anterior con motivo de las fiestas del pueblo.

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Al salir de la iglesia bordeamos la muralla hasta llegar a la Torre-portal de Sant Jordi. Este portal es uno de los mejor conservados de la muralla, que se está restaurando y reconstruyendo constantemente. La muralla tiene una longitud de dos mil metros y en parte se ha conservado hasta la fecha porque antiguamente se construyeron casas aprovechando los muros de la muralla e incluso algunas de sus torres están habitadas hoy en día. Poco a poco, el ayuntamiento va comprando las casas que aún quedan construidas en las murallas y las va derribando, pero es un proceso largo y costoso.

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El portal de Sant Jordi recibe este nombre porque se dice que justamente allí, Sant Jordi mató al dragón y salvó a la princesa. No es que la leyenda sea cierta, pero Joan Amades, el gran costumbrista catalán, dictaminó que la leyenda tuvo lugar en Montblanc y, de hecho, durante la semana medieval se recrea la hazaña de Sant Jordi. Tras pasar por la torre de Sant Jordi, nos adentramos en la ciudad antigua, que con el paso de los años hay sufrido muchas modificaciones y apenas queda rastro de su pasado medieval.

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Nuestra siguiente parada fue la iglesia de Sant Miquel, que data del siglo XIII. La fachada es románica y el techo interior, que es de madera, ha sido restaurado hace poco. El interior es gótico y de una sola nave. Era la antigua iglesia del pueblo y unos siglos después de su construcción, como se les quedó pequeña, decidieron construir otra. De esta iglesia cabe destacar que fue aquí donde se celebraron tres Cortes Generales de Cataluña en los años 1307, 1370 y 1371. A la iglesia de Sant Miquel sólo se puede entrar con la visita guiada, ya que normalmente está cerrada.

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Tras la visita a la iglesia, fuimos al Museo comarcal de la Conca de Barberà. En este museo visitamos la parte baja dedicada a los oficios históricos de la comarca, que muchos actualmente han caído en desuso, como el de chollador. Cada oficio tenía un maniquí que representaba cómo se hacía aquel oficio. En las otras plantas del museo hay historia y arte de la comarca, pero nosotros con la visita guiada no las vimos.

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Al salir del museo, nos fuimos rápidamente a la iglesia más grande del pueblo, la de Santa Maria la Major. Ésta es la iglesia que construyeron cuando la de Sant Miquel se les quedó pequeña. Cuando se empezó a construir en el siglo XIV, como era un periodo de esplendor, quisieron hacer una iglesia enorme. El problema fue que a media construcción hubo un periodo de decadencia y una epidemia de peste que acabó con la prosperidad del pueblo. Como se quedaron sin dinero, decidieron acabar la iglesia como estaba y ha quedado una planta un tanto extraña. La puerta principal, que en principio era una lateral, no está en el centro de la planta, y sólo tiene una nave. Para colmo de colmos, en el siglo XVIII, al ejército francés le dio por dinamitar la portada y el pueblo recolectó dinero para construir una que seguía los cánones estéticos de la época (barroco). La visita fue un poco rápida porque ya era tarde y empezaron a cerrar las luces a media explicación, hasta que nos echaron. Por eso apenas tuve tiempo de disfrutar del retablo de Sant Bernat y Sant Bernabé.

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Volvimos hacia atrás para visitar la plaza mayor de Montblanc, donde destacan la Casa de la Vila, que también es del siglo XIII, y el Casal dels Desclergues. Sin embargo, lo que más me llamó la atención fue un medidor de grano antiguo en piedra que había en la plaza, donde antaño los agricultores de la zona podían ir a medir el grano para luego venderlo.

Seguimos el camino andado hasta salir por el Portal de Sant Antoni para visitar el antiguo hospital de Santa Magdalena (s. XIV-XVI), pero hete aquí nuestra sorpresa (y sobre todo la que se llevó la guía) cuando vimos que estaba cerrado. Parece ser que la señora mayor que vive allí salió, cerró y se olvidó que había visita. O quizás fue el hecho de que llegáramos con casi una hora de retraso. La visita teóricamente duraba dos horas y nosotros ya llevábamos más de dos y todavía no habíamos acabado.

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Con el frustre en el cuerpo nos fuimos a lo que sería lo último que visitaríamos ese día, la bodega modernista, obra del arquitecto Cesar Martinell que fue discípulo de Gaudí. Actualmente es la sede de la cooperativa del pueblo donde se elabora el cava «Pont Vell», pero la pena es que no está muy bien conservada que se diga. Tras la visita fuimos a la tienda anexa y nos hicieron una degustación de los productos de la zona: avellanas, carquinyolis, patatas fritas y cava bien fresquito que entró muy bien.

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Tras un par de vasos de cava, se dio por finalizada la visita. La verdad es que yo me esperaba mucho más, supongo que cuando todo el mundo te dice que un sitio vale tanto la pena se corre el riesgo de que te acabe decepcionando. A pesar de ello, recomiendo a todo el mundo que vaya a Montblanc y juzgue por sí mismo.

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A tener en cuenta:
A diez kilómetros de Montblanc está el monasterio de Poblet. Vale mucho la pena visitarlo en el mismo día ya que, aparte de ser el único de de la ruta del Císter donde todavía viven monjes, contiene las tumbas de los reyes de Cataluña, y porque mola mucho.

Por Sant Jordi (23/4), en Montblanc se celebra una de las ferias medievales más importantes de Cataluña. Aparte de haber paradas por toda la ciudad, se celebran justas de caballeros y se representa la leyenda de Sant Jordi. Más información en la web Montblanc Medieval.

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Datos de interés:
Visitas guiadas todos los sábados, domingos y festivos a las 11 am. Precio: 5 euros. Niños mayores de 7 años: 3 euros. Salidas desde la oficina de turismo.

10 comentarios

  1. míriam 15 septiembre 2010
  2. M.C. 15 septiembre 2010
  3. Isabel 16 septiembre 2010
  4. makavelik 17 septiembre 2010
  5. Isabel 17 septiembre 2010
  6. BET 21 septiembre 2010
  7. Isabel 21 septiembre 2010
  8. Joanot 24 abril 2012
  9. Julieta Callejas 8 enero 2017
    • Isabel & Xavier 9 enero 2017

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