Visitas en Tokyo: Palacio imperial, Asakusá y Ginza

Este día también nos lo tomamos con mucha calma. El cansancio del viaje cada vez pesaba más y costaba mucho levantarse pronto. Así que cuando finalmente conseguimos salir del apartamento nos fuimos a visitar los Jardines del Palacio Imperial. Para llegar allí cogimos el metros hasta la estación de Otemachi. Obviamente el Palacio Imperial no se puede visitar porque la familia real sigue viviendo allí, de hecho solo se puede ver una pequeña parte del palacio a lo lejos, porque casi todo está tapado por la vegetación. Se nota que ya estábamos cansados y que no estábamos alerta, porque cuando llegamos a los jardines vimos que estaban cerrados. El horario es de 9 a 16h los martes, miércoles, jueves, sábados y domingos. Como tampoco se podía ver nada y yo tenía la tensión por los suelos fuimos en busca de un Starnbucks por la zona de Otemachi.

Otemachi, vista desde la entrada a los jardines imperiales.


Otemachi es una de las zonas de negocios de Tokyo y está lleno de edificios de oficinas. Si sois amantes del café, os recomiendo que en Japón los bebáis en un Starbucks. Yo estoy bastante en contra de ellos porque en España un café con leche te sale por 4 euros. Pero mi amiga Mo me hizo darme cuenta que en Japón el café en el Starbucks vale igual que en cualquier cafetería, pero lo bueno es que allí te lo preparan ellos, en cambio en las demás normalmente lo hacen máquinas que tienes los programas ya hecho (tipo como las de oficina pero un poco mejores), con lo cual vale la pena. Después de tomarme el café relajadamente en uno de los sofás, nos fuimos andando hasta la Estación de Tokyo, que está a unos 15 minutos del Palacio Imperial.

La estación de Tokyo por fuera. Parece pequeña, pero solo es la punta del iceberg.

Habíamos estado durante nuestro viaje infinidad de veces dentro de la Estación de Tokyo, pero nunca la habíamos visto por fuera. La estación fue acabada en 1914 e imita a la de Ámsterdam, pero mala suerte otra vez, la estaba rehabilitando y estaba toda llena de andamios.

Templo Senso-ji de Asakusa.

Visto lo visto, nos fuimos a dar un paseo por Asakusá. En principio no teníamos planeado ir porque ya lo habíamos visto en anteriores viajes, pero siempre vale la pena darse una vuelta por el barrio. Lo más destacado es el templo Senso-ji. En la entrada del templo esta la Nakamise-dori, que es una pequeña calle llena de tiendas de souvenirs y comida tradicional que lleva hasta el pabellón principal. La verdad es que estaba abarrotado de gente porque llegamos allí sobre las 13h, si se quiere visitar con más calma es mejor ir a primera hora.

Paseando por Asakusa.
Comida: Katsu-kare y Katsu setto.
El edificio de Asahi, aunque se supone que es espuma de cerveza,
muchos les llaman el edificio de la caca… ¿porqué será?
 

Después de visitar el templo y recorrer las calles adyacentes por las que os recomiendo deambular, fuimos en busca de un restaurante para comer. Creo que Asakusa es una de las zonas más caras para comer de Tokyo. Claro está, que también es la más turística. Normalmente en Tokyo se puede comer un plato por unos 800¥-1.000¥, pero en Asakusa acabamos comiendo por 1.500¥, y fue de lo más barato que encontramos. Yo me comí un Katsu-Kare (arroz con curri y lomo rebozado) y él un setto katsu (lomo rebozado), no era el mejor que me había comido en todo el viaje, pero no estaba mal.

Después de comer insistí de ir a un Karaoke para hacer la digestión y estuvimos una hora cantando. Hay que reconocer que el karaoke en Japón es lo más. Porque al estar tu solo cantando puedes liberarte y la verdad es que al acabar salimos muy relajados.

Por la tarde nos fuimos hasta el barrio de Ginza donde habíamos quedado con mi amiga Kazami. Nunca había estado en Ginza y la verdad es que me gustó mucho. Es un barrio con muchas tiendas, pero todas de grandes marcas (Tiffany’s, Chanel, Dior, etc). Las calles son muy amplias y no tan ruidosas como Shinjuku o Shibuya. En Ginza está el Kabuki-za, teatro donde se representan obras de Kabuki, pero mala suerte otra vez, porque no había temporada ese mes. Allí habíamos quedado con Kazami, y mientras esperábamos se puso a diluviar, así que cuando llegó ella nos refugiamos en un bar español a tomar algo. Por suerte a parte de paella dudosa, también tenían postres japoneses y nos tomamos un Montblanc (tarta muy famosa en Japón con crema de castaña), un matcha cheese cake (pastel de queso con te verde) y un mil hojas, todo buenísimo. ¡En Japón la repostería esta de vicio!

Ginza

 

Kabuki-za

 

Pastelitos

Ginza nuevamente

Para acabar el día fuimos paseando para ver la estatua de Gozilla, que la verdad era muy pequeña. La estatua está en la plaza interior de los almacenes Hibiya Chanter (cerca de las vías del tren).

 

Estatua de Gozilla

Para llegar a Ginza se puede hacer en metro hasta la parada “Ginza” o para los que tengan Japan Rail Pass pueden ir hasta la parada de tren de “Yurakucho”.

3 comentarios

  1. miriam 11 mayo 2009
  2. Isabel 22 mayo 2009
  3. Miriam 23 enero 2016

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