Viajar a Australia: Uluru e inicio al Rock Tour

Nuevo relato del diario del viaje a Australia que hicimos en agosto de 2017. Dejamos la ciudad de Melbourne para volar hasta el rojo ombligo de Australia: Uluru. ¡Aquí empieza «The Rock Tour»!

Nos levantamos muy pronto esa mañana. Dejábamos Melbourne para volar hasta el centro de Australia, nos íbamos a Ayers Rock. Cuando planificábamos el viaje a Australia, decidimos que Uluru era una visita imprescindible para nosotros. Solo había dos pequeños problemas: está en medio del desierto y llegar a Uluru y moverse por la zona no es barato. Por eso, al final contratamos un tour de aventura para ir de Uluru hasta Alice Springs en tres días.

Sobrevolar Uluru Australia

Tomamos el Skybus en la estación de Southern Cross en Melbourne hasta el aeropuerto de Tullmarine-Melbourne. Los vuelos domésticos salen de la terminal 4 y nos sorprendió que media terminal era de Jetstar y que la facturación te la tenías que hacer tú mismo en una máquina. Incluso tenías que dejar tú mismo la maleta en la cinta transportadora.

A las 9:30 h salió puntual nuestro vuelo a Ayers Rock. El avión de Jetstar tardó 2 horas y media aproximadamente en llegar y, mientras nos acercábamos a la pista de aterrizaje pudimos contemplar una bella vista de Uluru desde el aire (asiento 7A). El aeropuerto de Ayers Rock es muy pequeño y lleva en funcionamiento pocos años. En la salida nos encontramos a Reid, nuestro guía de The Rock Tour, que nos acompañaría los siguientes días. En nuestro vuelo de Melbourne habíamos llegado cinco personas que íbamos a hacer el tour, los 16 componentes restantes del grupo iban a llegar a un par de horas más tarde procedentes de Sidney.

Dejamos las maletas en el remolque, subimos al minibús que tenía pinta de haber recorrido millones de kilómetros y nos dirigimos al parque nacional de Uluru. Aparcamos en el Cultural Center y el guía nos dio el almuerzo: un bocadillo vegetal con jamón dulce. Nos comentó que después de comer iríamos directamente a Uluru. Y así lo hicimos. Nos dejó en el inicio del sendero «base walk» que rodea la base de esta roca gigantesca y nos dio unas indicaciones sencillas sobre la ruta. Básicamente, que iniciáramos el sendero circular alrededor de Uluru y que nos recogería unos 45 minutos más tarde, cuando tuviera el grupo entero, para iniciar las visitas del día. O por lo menos eso entendimos.

Y empezamos a caminar. Hacía sol, pero no un calor asfixiante. En agosto es invierno en Australia y en la zona del centro hace una temperatura agradable durante el día. Sin embargo, por la noche las temperaturas caen en picado, al estilo de Namibia.

El sendero que recorre la base de Uluru tiene una longitud de casi 11 km y se recorre en unas tres horas y media. Es totalmente plano, así que no tiene ninguna dificultad. Empezamos a recorrerlo en la zona de Warayuki. Por cierto, que Uluru es un lugar sagrado para los aborígenes y en algunas zonas no se pueden hacer fotos.

Aunque el hombre blanco puso sus pies en Uluru en el siglo XIX (Ernest Giles, 1872), para los aborígenes es un lugar de especial significado desde el albor de los tiempos. Para el pueblo de los Anangu, la enorme roca la crearon seres ancestrales y las cuevas que se pueden ver en la roca representan a aquellos espíritus. Los Anangu tienen dos idiomas diferentes: el yankunytjatjara y el pitjantjatjara.

Pasaron los 45 minutos y como Reid no aparecía seguimos caminando, pensando que los que tenía que recoger provenientes de Sidney vendrían con retraso. Así que seguimos por el sendero hasta llegar a Kapi Mutitjulu, una fuente de agua (kapi) que emana de la base de Uluru. Este manantial es sagrado, un sitio en el que se pide respeto durante la visita.

Cerca está el Kulpi Mutijulu, una cueva en la que los clanes familiares de los Anangu acamparon durante generaciones. Tradicionalmente, los hombres se dedicaban a la caza y las mujeres cuidaban de los niños y recolectaban frutos de los arbustos (mai). Durante la noche, alrededor del fuego se contaban historias, daban lecciones y enseñanzas a los niños y pintaban murales en la roca. Aún en la actualidad, la tradición se pasa de padres a hijos de forma oral y es por eso que hay muy poca información escrita sobre la cultura aborigen de la zona.

La leyenda de Kuniya y Liru 

Minyma Kuniya, la mujer pitón, vino del este, cerca de Erldunda. Notó una mala sensación en su estómago y supo que pasaba algo malo. Debía ir a Uluru. Kinya creó la Inma (ceremonia) para enlazar todos sus huevos entre sí. Se los llevó a Uluru en una anilla colgada del cuello y los dejó en Kuniya Piti.

Mientras tanto, el sobrino de Kuniya también llegó a Uluru por el lado contrario. Una banda de guerra de hombres liru (serpiente venenosa) iba persiguiéndolo desde un lugar cercano a Kata Tjuta. Había incumplido las leyes en sus tierras y tenían la misión de castigarlo.

Los hombres liru arrojaron jabalinas contra el sobrino de Kuniya. Una de ellas le atravesó el muslo y muchas otras se estrellaron contra la ladera de Uluru. Los hombres liru asignaron a un guerrero liru llamado Wati Liru para que se quedara con el hombre pitón al que habían herido y cuidar de él. No obstante, no cumplió con su deber y se marchó, abandonando al herido a su suerte.

Mimyma Kuniya se dio cuenta de que su sobrino estaba herido y que nadie se estaba ocupando de él. Corrió hasta llegar a la poza de Mutitjulu y allí vio a Wati Liru encaramado en lo alto del barranco. Le llamó para preguntarle por su sobrino, pero este se limitó a reírse.

Minyma Kuniya colocó su wana (bastón para cavar) de pie en el suelo frente a ella. Se arrodilló, recogió varios puñados de arena y se la echó por el cuerpo mientras cantaba y se fortalecía. Estaba creando una inma (ceremonia) para poder enfrentarse mejor a Wati Liru.

Kuniya se acercó a Liru cantando y bailando el akuta, un paso de baile que usan las mujeres que quieren luchar. Kuniya le golpeó una vez en la cabeza con el wana. Este cayó al suelo pero volvió a ponerse en pie. Le asestó otro golpe y esta vez acabó con él.

Entonces, Kuniya fue a buscar a su sobrino malherido. Lo recogió, le quitó el polvo y lo llevó a la poza de Mutitjutu. Creó una inma y combinó sus dos espíritus en uno solo. Juntos, se convirtieron en Wanampi, la serpiente arco iris que vive en la poza y que todavía hoy la sigue protegiendo.

Esta historia enseña una forma tradicional de castigo: atravesar el muslo con una jabalina. El castigador debe entonces cuidar de la persona herida hasta que se recupere lo necesario para poder cuidar de sí mismo. También enseña la intuición que tienen las mujeres y que una mujer puede usar la fuerza para proteger a sus hijos. Se trata de una historia ponderosa, pues Kinuya es una mujer poderosa.

Dos horas y media más tarde llegamos al aparcamiento principal. Allí apareció Reid todo estresado, preguntando si habíamos visto a un grupo de diez coreanos que se le había perdido. Se marchó corriendo a buscarlos y nos sentamos a esperarle en el aparcamiento.

Poco después reapareció Reid con el autobús lleno de coreanos, subimos y el grupo ya completo de los 21 nos dirigimos rápidamente al mirador para ver la puesta de sol sobre Uluru. Allí disfrutamos del cambio de colores sobre la roca rojiza mientras Reid preparaba la cena: verduras salteadas con curry y pollo.

Con la noche vino el frío y volvimos al minibús para ir a camping. Pero ese debía ser el día de mala suerte de Reid, porque el minibús se escacharró y nos quedamos tirados en medio del parque nacional. Lleno de desesperación, nuestro guía intentó hacer algo para repararlo. Todo el grupo bajamos del minibús para empujarlo y tratar de arrancarlo, pero no hubo manera. Finalmente, Reid hizo una llamada y media hora más tarde llegó el minibús de otro grupo a recogernos.

Al llegar al campamento, Reid hizo una hoguera y pusimos los swags y los sacos de dormir alrededor. Pero hacía mucho frío, demasiado para poder dormir. Así que, si dijera que pasé mala noche me quedaría corta. Debido al frío, a la falta de abrigo y al jetlag no pegué ojo en toda la noche (y ya era la tercera) y mientras contemplaba el cielo mi cabecita se preguntaba si podría soportar otra noche igual. Eso sí, aquel cielo era espectacular, con millones de estrellas. Me las quedé mirando embobada hasta que finalmente caí rendida de cansancio y me dormí.

Datos de interés: visita a Uluru

Skybus de Melbourne South Cross Station a Melbourne Tullmarine airport: 18$

Vuelo de Melbourne a Ayers Rock con Jetstar: 262$ AUD. En el servicio de a bordo tenéis una consumición incluida de 5$. Si seleccionáis asientos en la fila A (ventana) podréis ver Uluru desde el aire al aproximáros al aeropuerto.

Al visitar el centro de Australia en agosto es necesario llevar ropa de abrigo, gorra, gafas de sol y protector solar durante el día.

The Rock Tour. Visita guiada de dos noches desde Ayers Rock (Uluru) a Alice Springs: 375$, alquiler del saco de dormir: 20$, entrada a Uluru NP (25$). El tour es de aventura y tiene pocas comodidades, pero es la forma más económica y aventurera de explorar la zona. Si viajáis en agosto llevad ropa de abrigo porque de noche las temperaturas caen a 2 grados y se duerme a la intemperie.

Podéis encontrar toda la info práctica de este viaje en la Súper guía del viaje a Australia de 22 días por libre

2 comentarios

  1. Laura 25 octubre 2018
    • Isabel & Xavier 27 octubre 2018

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