Llegada a Agra

Ni en mil años me hubiera imaginado que en primera noche en un tren indio iba a dormir como un tronco. Quizás el Orfidal que me dio Sonia me sirvió para dormir más de 10 horas a pesar de las flatulencias de medio vagón. Estuve perreando en mi litera durante un rato hasta que, hacia las 12 del mediodía, me levanté por fin.

El día anterior, el tren había salido con casi 5 horas de retraso y ese día ya nos habíamos resignado a que lo habíamos perdido totalmente. Si el tren hubiera llegado según lo previsto (5:50 am), habríamos aprovechado para visitar Fatherpur Sikri y el fuerte de Agra por la tarde, pero al no ser el caso, estos dos enclaves se tendrían que quedar en la carpeta de asuntos pendientes para otra ocasión.

Agra

El problema no solo fue el retraso con el que salió el tren, sino el que llegó a acumular durante la noche por culpa de la niebla. Eran las 12 del mediodía y, según el revisor, aún teníamos tres horas largas por delante. Horas que empleamos en comer y hablar con Bonnie y Lucho.

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A las 15:45 nuestro tren por fin llegó a la estación de Agra Fort. La estación de Agra Fort es bastante más pequeña que la de Varanasi y está justo delante del Fuerte Rojo. En la salida esperábamos encontrarnos con el taxista de nuestro hotel en la ciudad, pero no fue así. Cuando hice la reserva, les dije que seguramente llegaríamos a la estación de Agra Cantt, pero al comprar los billetes vimos que llegábamos a Agra Fort y avisé de ello. Aun así, parece ser que no se acordaron. Por tanto, cuando llamé al hotel me dijeron que el taxista estaba en la otra estación y que cogiéramos uno de los muchos e insistentes taxis que había fuera.

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Al final fuimos con un taxista que nos estuvo insistiendo y merodeando un rato mientras acabábamos de resolver qué había pasado con la gente del hotel. Era joven y conducía como Fitipaldi. Mientras avanzábamos como en un rally, nos empezó a insistir para que le contratáramos al día siguiente porque nos podía llevar a visitar muchas cosas y tal, pero en cuanto llegamos a nuestro alojamiento, el señor Singh le dijo que nos dejara tranquilas y se fue.

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Nuestro alojamiento en Agra era en la casa de la familia Singh: el Heritage Home Stay. La casa está situada en las afueras de la caótica y megaturística Agra, en una urbanización, por lo que dormir allí es como estar unos días con la familia. Nuestra habitación era amplia y tenía baño, aunque acaban de hacer algunas obras y la pared no estaba del todo pintada.

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Llegamos, dejamos las bolsas y le dijimos al Sr. Singh que queríamos ir a ver la puesta de sol sobre el Taj Mahal. Rápidamente, llamó a un tuk-tuk y, sin más dilación, nos hizo ir para allí, ya que estaba a punto de anochecer a esas horas. El tuk-tuk tardó unos 20 minutos hasta llegar al Mehtab Bagh, un parque que el emperador Babur construyó en la orilla este del río Yamuna y en el que para entrar hay que pagar entrada, pero nuestro conductor nos indicó que camináramos por un sendero lateral al parque y desde el final de este, tendríamos una vista impagable… y gratis.

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Recorrimos el sendero y allí estaba, parecía muy irreal. Tanto tiempo planificando el viaje y por fin estábamos ante el Taj Mahal. El sol se reflejaba en el mármol blanquecino y allí, en la tranquilidad de nuestro paraje oculto, pudimos disfrutar de la vista. Eso sí, no nos pudimos mover mucho, porque casi todo el recinto está rodeado de una alambrada y unos soldados con metralletas están atentos a que no te saltes la alambrada ni que sea para hacer una foto.

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A pesar de todo, mereció la pena pasar casi un día en un tren, tener que correr e incluso poder estar poco tiempo allí para finalmente ver el Taj Mahal. Aquella tarde decidimos que lo mejor era verlo a primera hora de la mañana y cruzamos los dedos para que la niebla no nos molestara al día siguiente.

Cuando ya casi era de noche, volvimos al tuk-tuk que nos llevó a casa. Les habíamos dicho que cenaríamos con la familia (200 rupias por persona). Lo curioso de la casa es que, aparte de la familia, hay bastantes empleados, que viven allí diría que las 24 horas del día y se encargan de todo. De hecho, estoy segura de que la señora Singh no debe de mover ni un dedo en su casa.

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Esa noche compartimos mesa con una pareja de australianos y con el señor y la señora Singh. Fue una de las mejores veladas del viaje, porque nos lo pasamos muy bien conversando y comiendo comida casera india. Tras la cena, fuimos a la habitación a dormir. Hacía un poco de frío, pero estaba bastante más equipada que el hotel de Varanasi, así que no pasamos frío, lo que fue un gran cambio después de tres días casi congeladas.

Datos de interés:
Tren Varanasi-Agra. 4863/Marudhar Expres. Litera en categoría AC2: 698 rupias (11 euros), lo compramos en la web Cleartrip con dos meses de antelación.
Taxi de la estación Agra Fort al Heritage Homestay: 150 rupias (2,40 euros).
Tuk-tuk para ver la puesta de sol sobre el Taj Mahal: 150 rupias (2,40 euros).
Cena familiar en el Heritage Homestay: 200 rupias por persona (3,15 euros).
Cerveza en el Heritage Homestay: 100 rupias (1,60 euros).
Hotel Heritage Homestay. Habitación triple con desayuno: 1.700 rupias (27 euros).

9 comentarios

  1. GUSPLANET 6 mayo 2011
  2. Dany 6 mayo 2011
  3. Victor 6 mayo 2011
  4. Ines -Mis viajes por ahí 6 mayo 2011
  5. M.C. 6 mayo 2011
  6. míriam 6 mayo 2011
  7. José Carlos DS 6 mayo 2011
  8. Daniel y Vanessa 7 mayo 2011
  9. Isabel 8 mayo 2011

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