Cómo ir de Pekín a Datong y volverse loco buscando un hotel

Hay días en que las cosas no salen como estaba previsto y casi tienes que luchar contra los elementos. En este artículo os relatamos nuestro cuarto día del viaje a China, cuando fuimos de Pekín a Datong y casi nos volvemos majaras buscando el hotel que teníamos reservado para la noche.

No es fácil parar un taxi en China y menos aún conseguir que te lleve adonde quieres. Eran las seis y media de la mañana, bajo una lluvia torrencial,  cargados con dos maletas grandes y nos dirigíamos hacia la estación de autobuses de Pekín.

Área de servicio china

Área de servicio china

De pie, en medio de aquella calle comercial decadente, viendo pasar taxis uno tras otro, fue cuando recordé que los taxis se paran bajando el brazo de arriba a abajo con la palma de la mano abierta (¡gracias, Pekín Express!). Y eso que ya llevábamos cuatro días en China. Tras hacer el gesto, logramos parar un taxi, entramos y, con la ayuda del iPad, le enseñamos al taxista la dirección de la estación de autobuses escrita en chino a la que queríamos ir.

A las 7.15 ya estábamos en la estación intentando comprar dos billetes de autobús para el siguiente que saliera a Datong. El de las 7.30 y el de las 8 ya estaban llenos pero, por suerte, conseguimos plaza en el de las 8.20h. A Datong también se puede ir en tren, pero da más vuelta y tarda más de siete horas. Si no se pilla un atasco de tráfico en Pekín, el bus llega a Datong en 4 horas y media, pero eso solo era la teoría.

En la estación de autobuses no estaba muy bien indicado en qué puerta se tenía que embarcar. Aun así, nos gustó comprobar que, en general, los chinos son muy amables, te indican el camino y te acompañan si hace falta. Así pues, encontramos la puerta, nos sentamos en las butacas que había en frente y esperamos hasta que una de las revisoras nos vino a buscar para anunciarnos que nuestro autobús había llegado.

Calle Huansi Daijie, Datong

Datong, China

El autobús no estaba mal, tenía asientos de piel y aire acondicionado, pero estaba un poco sucio y destartalado. La cosa empezó a torcerse cuando vimos que eran las ocho y media y aún no habíamos salido. Faltaba alguien y no llegaba. Al final, nos pusimos en marcha con veinte minutos de retraso, pero diez minutos más tarde nos paramos en medio de la calle hasta que apareció un coche con dos personas dentro que subieron en el autobús y finalmente nos pusimos en marcha de verdad. Que es un decir, ya que había tal atasco en Pekín que tardamos más de hora y media en salir de la ciudad. A pesar de esto, el trayecto en autobús fue bastante cómodo y, además, íbamos parando cada hora y media en áreas de servicio con baños bastante limpios y con supermercados para comprar algún refresco.

Finalmente llegamos a Datong a las dos de la tarde. Allí teníamos una habitación reservada en el Datong Youth Hostel. Pensé que no sería necesario tener un mapa para saber el camino para llegar, sino que confié en que bastaría con tener la dirección para que algún taxista nos llevara. Pero los taxistas chinos son muy suyos y ninguno quiso llevarnos hasta el hostel porque decían que estaba demasiado cerca y que no iban a perder la posibilidad de hacer una carrera larga por siete míseros yuanes. Esto de ir en taxi en China tiene su técnica, no solamente hay saber pararlos, sino que conseguir que te lleven una vez has parado uno también es ardua tarea.

Datong

Como todo el mundo decía que el hostal estaba cerca, intentamos obtener indicaciones de cómo llegar. Primero preguntamos a un policía que estaba entretenido jugando con su teléfono y parece ser que le molestó que le interrumpiéramos. Después preguntamos en una pequeña agencia de viajes que parecía que hacía semanas que no vendían nada. Una de las chicas, entre risas y vergüenza, nos dibujó un mapa. En aquel mapa, el hostel estaba a una manzana a la derecha, dos manzanas a la izquierda y nuevamente a una manzana a la izquierda de allí. Visto desde la perspectiva del mapa, parecía muy fácil, así que nos pusimos a caminar arrastrando las maletas.

Lo que no teníamos previsto es que las manzanas acabaran siendo tramos de avenida comunista kilométricos (y no exagero). En cada intersección preguntábamos si íbamos por buen camino para no caminar más de la cuenta, y es que caminar, caminamos mucho ese día, hasta que por fin llegamos a la calle Huansi Daijie. El hostal estaba en el número dos de esa calle, pero los edificios no tenían indicado el número de la calle. Fuimos Huansi Daijie para arriba y Huansi Daijie para abajo (la calle tampoco era precisamente corta), y allí no había ningún hostal, ningún hotel, ningún albergue ni nada.

Datong, China

Preguntamos a todo el mundo y nos decían que era por allí, pero nadie sabía exactamente dónde. Dos horas más tarde, agotados y desesperados, nos encontramos con alguien que sí conocía el hostal y este buen hombre, este salvador, se prestó a acompañarnos. Nos llevó hasta una tienda de ropa infantil y nos dijo que era allí. Llegados a ese punto empecé a pensar que el hostal solo existía en una dimensión paralela. Pero entonces el hombre hizo que me fijara que entre los dos nombres de tienda escritos en hanzi en la pared había uno pequeñito en el que se leía «Datong Youth hostel». Entramos en la tienda de ropa con las maletas y en un lateral descubrimos que había una escalera con un cartel que indicaba que para ir al hostel había que subir al tercer piso. Surrealista.

¿Veis el nombre del hostel en el cartel?

¿Veis el nombre del hostel en el cartel?

Cuando por fin llegamos al hostal va y nos dicen que la habitación doble que habíamos reservado estaba ocupada y que, a cambio, nos dejaban dormir en el cuarto oscuro de las maletas, habilitado con un par de literas para ocasiones de emergencia, por el módico precio de 60 yuanes por persona (lo que nos faltaba). Al final, tras regatear en chinenglish, conseguimos una cama en un dormitorio de seis y otra en un dormitorio de cuatro con baño y aire acondicionado por 50 yuanes cada uno.

Una vez instalados, pensábamos que ya habíamos cubierto el cupo de infortunios del día, así que fuimos a comer algo rápido para aprovechar un poco la tarde y, cuando entramos en el local de fast-food, va y resulta que se les había ido la luz y no podían cocinar. Al final, acabamos comiendo espaguetis en un restaurante pseudoitaliano muy moderno y muy cool, donde en lugar de sillas había sofás rococó con la tapicería de la abuela.

Restaurante con sofás rococós

Restaurante con sofás rococó

Ya no teníamos tiempo de ir a las grutas de Yungang como habíamos previsto, así que aprovechamos la tarde para visitar el templo de Huansi, donde por lo menos respiramos un poco de paz en un día de locos. Se compone de varios edificios tradicionales, de esos de planta rectangular, con los tejados de tejas con las esquinas dobladas hacia arriba y soportados por entramados de vigas de madera. Alrededor hay jardines muy bien cuidados. Este templo está bastante reformado, como todo el centro de Datong, que se parece un poco a Port Aventura, porque parece demasiado nuevo.

De hecho, el gobierno de Datong está echando abajo todos los edificios que están un poco hechos polvo para construir rascacielos nuevos. En la calle Huansi, donde estaba la ciudad antigua, están demoliendo todas las casas viejas para hacer una zona comercial nueva pero de estilo tradicional chino. Por último, de la antigua muralla solo quedaban unos vestigios desmoronados, así que la están reconstruyendo totalmente nueva tal cual era en la antigüedad, con sus torreones y todo. Alucinante. Tal vez hubiera sido mejor conservar bien el patrimonio antiguo, pero las autoridades debieron pensar que ya era tarde para eso, así que lo están haciendo nuevo. ¿Qué os parece esta decisión? ¿Preferiríais ver los edificios y plazas originales pero cochambrosos? ¿O los reconstruidos e inmaculados pero falsos?

Datong, China

Polémica aparte, en resumidas cuentas hay días en que las cosas no salen como uno quiere, pero eso le da vidilla a los viajes, así que no me quejo. De todo se aprende y, al menos, después de ese día aprendí a parar a los taxistas y a no bajarme del taxi hasta conseguir que me llevaran a donde quería.

 

A tener en cuenta:
Si se viaja en agosto es aconsejable comprar los billetes de tren lo antes posible. El motivo es que muchos chinos viajan en verano y los billetes se agotan rápido. Como pensábamos que no tendríamos problemas, nosotros lo fuimos posponiendo hasta que en Datong unos viajeros españoles nos dijeron que estaba todo fatal. Así que fuimos rápidamente a la estación a comprarlos todos. De Datong a Pingyao encontramos cama en hard sleeper, pero de Pingyao a Xi’an solo tenían hard seat (la peor categoría). De Xi’an a Longmen/Louyan no tuvimos problemas para encontrar asiento en el tren rápido, pero de Luoang a Pekín no había nada ni para el día que queríamos, ni para el anterior, así que al final compramos un vuelo por 70€.

Si quieres saber cómo planeamos este viaje, no te pierdas nuestra guía del viaje a China.

Datong, China

Datos de interés:

1. Taxi del hostel a la estación de autobuses de Pekín: 30 yuanes
2. Autobús de Pekín a Datong: 133 yuanes
3. Datong Youth Hostel: cama en habitación compartida: 50 yuanes
4. Templo de Huayansi: 80 yuanes
5. Taxi del hostal a la estación de tren de Datong: 10 yuanes

17 comentarios

  1. Jordi (milviatges) 29 noviembre 2013
    • JORDI RIPOLL CASAMITJANA 31 marzo 2015
      • Isabel & Xavier 31 marzo 2015
    • Nieves 21 noviembre 2015
      • Isabel & Xavier 23 noviembre 2015
        • Nieves 24 noviembre 2015
          • Isabel & Xavier 24 noviembre 2015
  2. Elena 1 diciembre 2013
  3. Carmen 2 diciembre 2013
  4. José Carlos DS 6 diciembre 2013
  5. Viajando con la Perla Negra 19 septiembre 2014
  6. Asiaeasy viajes 10 diciembre 2016
  7. martin 22 julio 2017
    • Isabel & Xavier 22 julio 2017
      • martin 23 julio 2017
  8. Irina 11 marzo 2019

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