Amanecer en el Taj Mahal, la cisterna de Abhaneri y Shekhawati

A las seis en punto tal y como le pedimos, Mahendra nos estaba esperando en la puerta de nuestro alojamiento, para estar a primera hora en la puerta del Taj Mahal. Cuando salimos todavía era de noche y conducimos por las oscuras calles de Agra. El Taj Mahal abre sus puertas de sábados a jueves cuando sale el sol, en verano sobre las 6 am y en invierno a las 7am. Dejamos el coche aparcado en una calle llena de hoteles y fuimos andando unos 15 minutos atravesando un parque hasta la entrada, ya que se ha restringido el tráfico alrededor del monumento.

Al llegar a la taquilla habían unos 50 turistas haciendo cola y el sol ya empezaba a salir, pero la taquilla seguía cerrada. Al final sobre las 7.15 am abrieron la taquilla y pasamos a comprar las entradas que valían 750 rupias (12€) por barba y de regalo una botellita de agua y una funda de tela para los zapatos.

Agra, India

A unos 20 metros de la taquilla había la entrada con dos colas, una para hombres y otra para mujeres. A la hora de entrar hay que pasar un control de seguridad en el que no está permitido ni la entrada de mecheros, ni bebidas, ni comida y extrañamente tampoco permiten la entrada de pilas. Tras discutirme con la vigilanta del porque me confiscaba la linterna, al final conseguí que solo me confiscara las pilas y entramos al recinto.

Por suerte había poca gente, atravesamos la entrada y allí estaba majestuoso, rodeado de una nieblilla que le daba un aire mágico e irreal. Nos quedamos allí paradas delante de la fuente haciéndole fotos, decenas, cientos entre las tres. Poco a poco me fui acercando, caminando en lateral alrededor del monumento para poder divisarlo desde todos los ángulos posibles. Me puse los patucos de tela sobre los zapatos y subí la escalinata que te acercaba al mausoleo. Una mole de mármol blanco, de una inmensidad inimaginable. El espacio es tan grande que las apenas 100 personas que deberíamos estar allí a aquella hora tan temprana apenas nos molestábamos.

Taj Mahal, India

El Taj Mahal fue finalizado en 1653 y en el reposan los restos de Mumtaz Mahal, que murió al alumbrar a su catorceavo vástago. Su marido, Sha Yahan, quedó tan afligido por su pérdida que mandó construir el mausoleo más bello del mundo mundial. El más bello y el más fotografiado, de hecho hasta el más filmado ya que no hay película de Bollywood que se precie que no ruede en el Taj la escena de romance de turno de sus protagonistas.

Taj Mahal, India

Taj Mahal me gustó mucho, me gustó el estar allí casi sola visitándolo, el que estuviera rodeado de niebla, los rayos de sol reflejándose en sus losas y su magnificencia, pero aunque me gane millones de detractores por la siguiente afirmación tengo que decir que no es lo que más me gustó de mi viaje a India, lo siento. No me impactó en el sentido de que lo has llegado a ver tantas veces, te has leído tantas veces la historia de su creación que realmente no me sorprendió, me gustó y mucho, pero ya sabía a lo que había y al no haber factor sorpresa pues me quedé un poco fría (como el día). Igualmente recomiendo a todo el mundo que vaya y que lo vea porque es espectacular.

Taj Mahal, India

Alrededor de este gran lugar ha crecido una ciudad, Agra, en el que los vendedores, tuk-tuks, tiendas, hoteles y hasta cadenas de comida rápida americanas intentan hacer su agosto con los turistas que están de paso. Porque eso es lo que hay, como nosotras lamentablemente por el retraso del tren, van, se hacen la foto en el Taj Mahal y se vuelven a su autocar hasta la siguiente parada. Agra es fea, caótica y aparentemente sin ningún encanto. Perdón, lo aparentemente sin encanto es todo lo que rodea a unos kilómetros a la redonda al Taj Mahal, porque estoy segura que Agra tiene muchos encantos ocultos, encantos que tendré que descubrir en otra visita.

Taj Mahal, India

Tras salir del Taj Mahal, fuimos al hotel donde nos estaba esperando Mahendra. Nos llevó a nuestro hotel a recoger las maletas y desayunar un poco y pusimos rumbo a la región de Shekhawati. La historia de Mahendra es de aquellas que te dejan flipando. Hace unos años Marta y Enric, buenos amigos míos, fueron de viaje a la India. Tras tener un desencuentro con el chofer inicial que habían contratado, finalmente contrataron a uno nuevo días antes de ir para allí a través de una mujer francesa que vive en Delhi. La mujer les presentó a Mahendra, que los llevó durante su periplo por Rajastán. A la que los días fueron pasando y la amistad fue creciendo, ellos se atrevieron a preguntarles por la relación de Mahendra con la señora francesa y él les respondió: «el día antes de que llegarais a Delhi, iba conduciendo mi taxi por la ciudad y una mujer francesa me paró y me preguntó si me interesaba llevar a dos turistas por el Rajastán».

Taj Mahal, India

Cuando Marta y Enric regresaron a casa, lo recomendaron a tanta gente y esa gente a otra gente, que actualmente Mahendra tiene 8 chóferes que trabajan para él y básicamente se dedican a llevar turistas españoles por todo el Rajastán. Su hijo está en la universidad y su hija preparándose para estudiar medicina. Él es el vivo ejemplo de la floreciente clase media de la India.

Aunque de esa historia, la imagen que se me quedó clavada en el cerebro fue el de una señora francesa parando un taxi ambassador en medio de las calles de Delhi, un simple gesto le cambió la vida a ese conductor. Lo que es la vida.

Camino Shekhawati

Cuando contacte con Mahendra, ya teníamos todo el viaje y todos los hoteles cerrados, exceptuando la pequeña ruta que queríamos hacer por la zona de Shekhawati. Lo que fue una autentica lástima porque él tiene muchos contactos con hoteles y te los saca con descuentos y si no hubiéramos tenido comprados los billetes de tren es posible que hubiéramos pasado más días con él. No me mal interpretéis, ir en tren en India no está mal, pero la libertad y la comodidad de ir con un conductor no tiene precio.

Cisterna Abhaneri

La zona de Shekhawati me la recomendó un buen amigo y gran viajero: German Aguilar (no os perdáis su blog El último bazar, ya que actualmente esta viajando 6 meses por Asia). De hecho él no había visitado esta zona, pero cuando estuvo 5 meses por India conoció a unas vascas que acababan de llegar de allí que le hablaron tan bien que me dijo que intentara ir, así que lo hicimos. De hecho otra de las recomendaciones que nos hizo Germán fue la cisterna de Abhaneri situada entre Agra y Jaipur, él la había visitado y me dijo que valía mucho la pena.

Cisterna Abhaneri, India

La cisterna de Abhaneri o el Chand Baori está situada en un pueblo rodeado de campos, que en aquella época del año estaban floridos. Lo que más impacta es la simetría del pozo, con sus centenares de escalones haciendo una geometría extraña. Tiene una profundidad de 20 metros y once niveles. Además tenía una zona de baños diferenciada entre hombres y mujeres. Cuando llegamos nos hicieron firmar en el libro de admisiones y no tuvimos que pagar nada. Mahendra no enseñó el lugar y se destapó como el fotógrafo oficial de los tres días que pasaríamos con él. Acostumbrada a tener decenas de fotos de todo el mundo menos mías, en este viaje acabe con una buena colección de retratos míos.

Cisterna Abhaneri, India

La cisterna está en un pequeño pueblo en el que las casas se hacen con adobe y en el que había excrementos de vacas secándose al sol para utilizarlo como combustible para cocinar. Volvimos al coche y seguimos nuestro camino, teníamos que ir a Shekhawati y aún quedaban unas cuantas horas de coche. 100 kilómetros más tarde llegamos a Jaipur, era tarde y teníamos ganas de comer algo rápido. Mahendra paró en la Chocolate boutique, que tenía unos bombones y pasteles de chocolate que te mueres de buenos, pero no era plan de solo comer eso solamente. Así que le pedimos si nos podía llevar a otro sitio y acabamos en el Coffee Day, que viene a ser como un Starbucks. Nos dijeron que fuéramos a la mesa y pedimos unos sándwiches y unas bebidas. Las bebidas llegaron, pero los sándwiches no venían, y esperando, esperando al final le preguntamos al camarero y nos dijo que no había. Fue una situación un tanto extraña porque desde allí veíamos que aun quedaba algo de comer en la vitrina, pero no nos podíamos entender con el camero, hasta que llegó Mahendra al rescate y no sé qué le dijo que en segundos teníamos comida y para llevar. Aquí se abrieron dos líneas de investigación. La paranoica: no nos quería atender por ser mujeres, lo cual es un poco absurda y la reflexiva No nos entendió y en lugar de decírnoslo se fue dándonos a entender lo contrario. Yo estoy con la segunda.

Cisterna Abhaneri, India

En Jaipur encontramos mucho atasco y tardamos un rato en cruzar la ciudad, de allí aun nos quedaban unas cuantas horas para llegar a Thelasar. La conducción en India es bastante caótica. Los camiones adelantan sin miramientos, te encuentras carros sin iluminación y se te cruzan animales salvajes cuando menos te los esperas. A todo ello hay que sumar el imperfectísimo estado en el que están las carreteras.

Cisterna Abhaneri, India
No sé a qué hora llegamos a Thelasar, pero era tarde. Dejamos las bolsas en nuestra habitación y nos sorprendió lo bien que estaba y la limpieza del baño. Salió a recibirnos Vijey, cuñado de Mahendra y propietario de la Guest House y de una compañía de safaris en Bikaner. Nos recibió como huéspedes de honor y nos invitó a unirnos a tres huéspedes más en un cobertizo de paja para ver la actuación de un grupo tradicional del Rajastán que tocaría para nosotros.

Shekhawati, India

Nos sentamos al lado de la hoguera y nos sirvieron bebidas, y allí pasamos la noche bebiendo Thums up, conversando y bailando al lado del fuego. La música tradicional tiene reminiscencia del flamenco, o tendría que decirlo al revés, ya que los gitanos originariamente vienen del Rajastán.

Shekhawati, India

Era tarde cuando fuimos a cenar. Hacia un poco de frío y comer bajo las estrellas no apetecía mucho, aunque al mirar al cielo se te quitaban todos los males. La cena no es que estuviera muy buena que digamos, pero al menos la compañía te hacia tragarla mejor.

Shekhawati, India

Datos de interés:
Mahendra Singh, no me cansaré de recomendarlo. Desde mi punto de vista la mejor manera de visitar el Rajastán es con conductor, ya que te olvidas de las maletas y de los horarios. El precio depende de las personas, el tipo de coche y el itinerario. Aquí os dejo su contacto por si quereis pedirle presupuesto: msshayam93@yahoo.co.in
Entrada al Taj Mahal: 750 rupias (11,85€).
Guest House Thelasar. Media pensión 1000 rupias por persona (15,80€)

13 comentarios

  1. míriam 12 mayo 2011
  2. José Carlos DS 12 mayo 2011
  3. José Carlos DS 13 mayo 2011
  4. Isabel 13 mayo 2011
  5. míriam 14 mayo 2011
  6. Surender Sharma 14 mayo 2011
  7. Anonymous 14 mayo 2011
  8. Anonymous 15 mayo 2011
  9. Anonymous 17 mayo 2011
  10. Isabel 17 mayo 2011
  11. Victor 24 mayo 2011
  12. sara 7 febrero 2015
    • Isabel & Xavier 8 febrero 2015

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