Excursión a Zinacantán y tarde en San Cristóbal de las Casas

Tras la visita a San Juan Chamula volvimos a la furgoneta para seguir con la segunda parte. Esta vez se trataba de visitar el municipio de Zinacantán y en especial su principal localidad: San Lorenzo de Zinacantán. A diferencia de San Juan Chamula, Manuel tenía grandes halagos para ellos. Los zinacatecos también son tzoziles, pero a ojos de Manuel eran más «civilizados». Cuando llegamos a la plaza mayor ya se había acabado el mercado y estaban recogiendo. Los tzoziles de Zinacantán llevan blusas bordadas con motivos florales y la municipalidad se dedica al cultivo de flores en las decenas de invernaderos que hay en los aledaños del pueblo.

Al entrar a la iglesia, lo que quizás sorprende es que sea una iglesia normal y corriente, con bancas para orar y oír la misa, sin hojas de pino en el suelo y totalmente impoluta. Lo que más destacaba era la cantidad de flores frescas que había en los altares.

Zinacantán, Chiapas

Manuel nos explicó que en Zinacantán eran más abiertos y más cultos, que los niños estaban casi todos escolarizados y que estaban haciendo muchos progresos. De hecho, en Zinacantán no visitamos ni el cementerio ni el museo Jsotz’ levetik sobre la cultura local, pero nos llevó a una típica casa tzozil de Zinacantán. Manuel nos explicó que habían conseguido que algunas familias les dejaran que los grupitos que iban con ellos pudieran visitar su casa y dejarse hacer fotos a cambio de alguna comisión o lo que tú les quisieras comprar después (no lo tengo muy claro). Manuel nos enseñó la habitación típica donde duermen y la cocina típica donde había una mujer haciendo tortillas naturales. Todo el mundo dijo que estaban buenísimas, pero yo no me aventuré a probarlas para no tentar mi suerte estomaquil, que por cierto estaba siendo muy buena esa mañana. La verdad es que la familia fue muy amable y tampoco irrumpió sus quehaceres durante nuestra intrusión.

Zinacantán, Chiapas

Al finalizar la visita volvimos a la furgoneta para volver a San Cristóbal mientras el cielo volvía a ponerse negro. Desde que llegamos a San Cristóbal, al mediodía solía cerrarse el cielo y caer un tormentazo y, justo cuando llegamos a la Plaza de la Catedral, el cielo empezó a descargar agua. Salimos corriendo a refugiarnos en el porche de uno de los edificios que había en la plaza y allí nos encontramos con Laura, que estaba repasando sus apuntes de español. Llevaba dos clases en una academia y se la veía muy contenta. Ella estuvo el día antes por su cuenta en San Juan Chamula y estuvimos compartiendo experiencias del lugar. Luego nos despedimos y fuimos a buscar algún sitio cercano en el que poder comer alguna cosa.

Zinacantán, Chiapas

Cuando acabamos de comer, por suerte ya había parado de llover y fuimos a visitar San Cristóbal de las Casas. Empezamos por el andandor 20 de noviembre. Es una calle peatonal que tiene muchos restaurantes y tiendas de recuerdos. Fuimos hasta el parque donde está el templo y antiguo convento de Santo Domingo Guzmán. Aunque la iglesia estaba cerrada, al menos pudimos disfrutar de su excelente fachada barroca, que data del siglo XVII. En la plaza donde está el templo hay un colorista mercado de artesanías al aire libre, donde se pueden comprar todo tipo de artesanías típicas de la zona a precios muy asequibles. De hecho, a todo el mundo que vaya a México y tenga intención de visitar Chiapas, le recomiendo que deje las compras para San Cristóbal de las Casas.

San Cristóbal de las Casas, México

Aparte de todas las artesanías, había infinidad de puestos de comida callejera, y se podía encontrar de todo: churros, tacos, quesadillas, elotes (maíz), piñas, etc… todo con una pinta tremenda y todo inaccesible para mi estómago.

Tras visitar el mercado de artesanías, seguimos rumbo norte para ir al museo de la medicina maya que estaba a las afueras de la ciudad y, caminando, caminando, llegamos hasta el mercado municipal. La zona estaba colapsada de gente, coches y vendedores de todo tipo y allí en medio de la calle había paradas donde tenían el pescado y la carne sin ningún tipo de refrigeración, montones de puestos de fruta y tiendecitas de dulces infectados de avispas. ¿Que cómo es que no picaban a la tendera? Pues nos contestó que lo evitaba no molestándolas. Entramos en el mercado y por la hora no había tanta actividad como de puertas afuera. Al fondo, una virgen con ofrendas presidia el mercado de Chiapas; un buen lugar para percatarse de la idiosincrasia del lugar.

San Cristóbal de las Casas, México

Al salir del mercado nos dijeron que todavía quedaban unos diez minutos a pie y la verdad es que, a esas horas de la tarde, yo ya no tenía energías como para ir al museo, sobre todo porque al llegar cabía la posibilidad de encontrarlo cerrado. Así que dimos media vuelta y volvimos a casa de Bella para prepararme un poco de arroz hervido. Al llegar a casa de Bela nos encontramos en la cocina con Tanya, una chica medio vasca, medio haitiana y 100% mexicana. Estuvimos charlando un rato con ella y nos explicó que había venido con un amigo vasco que tenía una gastroenteritis bastante fuerte y que llevaba dos días en cama. Tanya fue vecina de Bela durante muchos años y ahora estaba de visita. Actualmente trabajaba de psicóloga entre Tulum y Valladolid y, cuando le contamos que nuestra siguiente visita sería Tulum, nos dijo que nos prepararía una lista de sitios a los que ir.

San Cristóbal de las Casas, México

Tras cenar mi arroz hervido salimos a buscar un restaurante decente para que mi compañero cenara alguna cosa. Estuvimos anduviendo por las calles de San Cristóbal y al final acabamos en el andador de la calle Real de Guadalupe. Allí entramos a cenar en el restaurante La Lupe, donde mi compañero se zampó un mole poblano, especialidad de la casa. El mole poblano es pollo con una salsa ligeramente picante hecha de chocolate que es tradicional de Puebla. Me dio mucha envidia porque no podía probarla: tenía que seguir manteniéndome a base de arroz hervido y pollo a la plancha.

San Cristóbal de las Casas, México

Datos de interés:
Excursión a San Juan Chamula y Zinacantán con Alex y Raúl: 175 pesos (10,5 €). Salidas todos los días a las 9.30 am en la Plaza de la Catedral de San Cristóbal de las Casas. Reservas:
La Lupe. Calle Real de Guadalupe. Mole poblano: 78 pesos (4,68 €).
Encontrarás más datos en la mini guía del viaje al sur de México. ¡No te la pierdas!

12 comentarios

  1. Glorien 20 julio 2010
  2. míriam 20 julio 2010
  3. Jaume Radigales 20 julio 2010
  4. Compañero 20 julio 2010
  5. Isabel 20 julio 2010
  6. makavelik 20 julio 2010
  7. Fran 20 julio 2010
  8. Bellotita 21 julio 2010
  9. Isabel 21 julio 2010
  10. MO 21 julio 2010
  11. M.C. 21 julio 2010
  12. Isabel 21 julio 2010

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