Bienvenidas a Vilamendhoo Island Resort

Nuevo relato del viaje a las Maldivas de 9 días. En esta ocasión agotamos nuestras últimas horas en Kuredu Island Resort y a media mañana partimos hacia una nueva isla de las Maldivas. A continuación os relatamos la llegada a Vilamendhoo Island Resort.

Parecía que empezaba a ser una costumbre, pero esa mañana nos volvimos a levantar a las seis de la mañana para darnos un chapuzón en la playa. Concretamente, en la zona de las «water villas» de la isla de Kuredu. De todas las zonas de la isla, esa era la que más nos había gustado y a esa hora sabíamos que estaríamos tranquilas.

A las siete ya estábamos en el extremo más saliente del bancal de arena que hay delante de las «water villas» y estábamos completamente solas. Allí aprovechamos para bañarnos en las aguas turquesas que rodean la costa y disfrutar del maravilloso paisaje que teníamos delante. Cerca estaba el Sangu restaurant, que incluye una «infinity pool» y algo más tarde acabamos remojándonos en la piscina antes ir a desayunar y hacer el check-out.

Esa mañana abandonamos Kuredu para visitar una isla de otro atolón. Uno de los rollos de viajar a Maldivas es que para moverte de un atolón a otro siempre hay que pasar por el aeropuerto internacional de Malé, lo que significa tener que pagar dos billetes de hidroavión.

El vuelo de Kuredu a Malé fue mucho mejor que el de ida. El cielo estaba despejado y pudimos disfrutar de las islas y los atolones desde lo alto. Realmente os recomiendo que os alojéis en una isla en la que se tenga que llegar en hidroavión para poder contemplar este precioso espectáculo.

Llegada a Vilamendhoo Island Resort

Al llegar a la terminal del hidroavión, separaron nuestras maletas del resto y nos llevaron a la sala de espera de nuestro hotel hasta que hicimos el check-in. Entre que facturamos y salió el vuelo solo pasaron 30 minutos, así que nos sorprendió muy gratamente ese nivel de efectividad.

Llegada a Vilamendhoo Island Resort9

De Malé a la isla de Vilamendhoo tardamos solo 30 minutos. Vilamendhoo está situada en el extremo sur del atolón de Ari y nuestro vuelo hacía varias paradas en ese atolón. Nosotras nos bajamos en la segunda. Como la playa de Vilamendhoo es muy poco profunda, el hidroavión no pudo parar en el mismo hotel. Así que paró junto a una pequeña plataforma de madera en medio del mar y allí nos bajamos. El avión se fue y unos segundos más tarde llegó un barco del hotel que nos recogió y nos dejó rápidamente en recepción.

Llegada a Vilamendhoo Island Resort portada

La isla de Vilamendhoo es más pequeña que Kuredu, solo tiene 900 metros de largo y 300 de ancho, así que se recorre a pie sin problemas. A diferencia de Kuredu, aquí no hay carritos eléctricos para el traslado de clientes, y tampoco tendría sentido con lo pequeña que es. El hotel tiene 184 habitaciones y nosotras nos alojamos en una «garden villa», un tipo de habitaciones que están en el interior de la isla, pero con baño exterior y un pequeño porche. Las habitaciones con más demanda son las «beach villas» y las «water villas», que nos parecieron más bonitas que las de Kuredu.

La playa está muy bien, aunque la erosión del mar está dejando algunas zonas sin arena y se están construyendo pequeños espigones para evitarlo. En realidad, Vilamendhoo es un pequeño trozo de paraíso en la tierra. No solo por la vegetación, la arena de la playa y el azul turquesa de su orilla, sino también por el increíble arrecife de coral que lo rodea. Es tan grande y está tan cerca de la orilla, que solo se puede acceder y salir de él por las zonas señalizadas por boyas.

Llegada a Vilamendhoo Island Resort

Después de comer fuimos al centro de buceo para alquilar el material de snorkel (9$ al día o 45$ por 6 días) y además alquilamos una GoPro (39$/día) y nos lanzamos al mar. Nos adentramos por el acceso que hay cerca del muelle guiadas por Vera, que nos fue mostrando el camino. «Los primeros metros son un poco aburridos ya que casi no hay nada que ver», nos dijo Vera. Pues menos mal, porque solo meter la cabeza en el agua Is y yo empezamos a alucinar (Vero y Meri se habían ido a hacer un masaje al spa).

Había una barrera de coral inmensa a pocos metros de la orilla y cientos de peces de todos tipos, tamaños y colores entre los corales. Algunos me sonaban de la película Buscando a Nemo: vi a Nemo, a Dori, a Gill y a muchos otros que no habíamos visto nunca, pero que eran tan coloridos que parecían sacados de una película de animación.

Vilamendhoo Island Resort House reef

Fuimos bordeando la isla y siguiendo el arrecife. Era muy bonito pero a la vez tenías que ir con cuidado para que la corriente no te arrastrara coral adentro y lo dañaras de un aletazo. Mientras íbamos nadando, de repente vimos dos tiburones pequeños (!). Los grandes no se acercan a la costa y estos tan minis son inofensivos, pero igualmente es impresionante verlos tan cerca. También vi una morena que me dio un susto tremendo porque salió de debajo de un coral mientras pasaba y me miró con cara de malas pulgas, así que me alejé rápidamente.

Vilamendhoo Island Resort House reef

Cuando volvimos a la costa y salimos del agua, Vera nos comentó que había estado bien pero que por la mañana a primera hora era infinitamente mejor. ¡Qué me estás contando! ¡Eso había que verlo! Así que al día siguiente nos apuntamos para ir a hacer snorkel con ella a las 6 de la mañana.

Vilamendhoo Island Resort House reef

Nos sentamos en una de las terrazas con un cóctel en la mano mientras nos secábamos un poco Era casi la hora de ir a cenar, así que tras ducharnos y cambiarnos fuimos a uno de los restaurantes del hotel. Era la noche asiática y el bufet estaba compuesto por platos de Japón, Indonesia, Tailandia, Malasia, China y, cómo no, de las Maldivas.

Vilamendhoo Island Resort House reef

Y como buena noche asiática, no podía faltar el karaoke. Meritxell y yo somos muy fans de los karaokes y de cantar a grito pelado cuando la situación se presta y allí que fuimos. Por desgracia, el público no estaba para nada entregado y nos cortó un poco el rollo. Salimos a cantar «I will survive» y pareció que la gente se animó un poco, pero como no salió ningún otro espontáneo, el encargado del karaoke pilló el micro y se puso a cantar «Tears in heaven» y acabó matando el flow. Visto lo visto, me volví a la habitación de hotel ya que era tarde y al día siguiente tocaba madrugar… ¡otra vez!

Llegada a Vilamendhoo Restaurant

Datos de interés

Hidroavión de Malé a Vilamendhoo: 313$ (ida y vuelta). El vuelo se contrata con el resort.
Vilamendhoo Island Resort. Habitación «garden villa»: 248$ con pensión completa o 343$ con todo incluido. Alquiler del equipo de snorkel: 9$/día. Alquiler de la cámara GoPro Hero4 con filtro rojo: 39$/día.

No dejéis de visitar nuestro artículo con consejos para viajar a las Maldivas y no arruinarse.

vilamendhoo house reef maldives

Deja un comentario

Información sobre protección de datos

  • Responsable: Isabel Romano
  • Fin del tratamiento: Controlar el spam y gestión de comentarios.
  • Legitimación: Tu consentimiento.
  • Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  • Derechos: Acceso, rectificación, portabilidad, olvido.
  • Contacto: iromano.diario @ gmail .com
  • Información adicional: Más información en nuestra política de privacidad

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.